Caja de Pensiones Militar Policial: una excelente idea mal ejecutada

Caja de Pensiones Militar Policial: una excelente idea mal ejecutada

En 1973 las Fuerzas Armadas y Policiales retiraron sus pensiones de la responsabilidad de la Caja Fiscal y crearon la Caja de Pensiones Militar Policial, ente que debería formar el primer fondo previsional público de manejo privado. Hoy, casi 40 años después, el sistema está en profunda crisis. ¿Qué hacer?

Por: Oscar Bahamonde Amaya el 04 Junio 2012

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Lamentablemente nunca se llegó a formar el fondo previsional previsto, por lo tanto no hay capacidad para actualizar las pensiones y peor aún, el principal operador previsional, la Caja de Pensiones Militar Policial, afronta un déficit técnico de S/. 20,000 millones.

Esto significa que si en este momento la liquidamos, su patrimonio no alcanza para cubrir sus obligaciones y le faltaría la cantidad indicada, generándose una fuerte incertidumbre en el pago de las pensiones de 40 mil actuales pensionistas y 140 mil aportantes, quienes se convertirán en pensionistas en los próximos años 30 años.

¿Aún se puede solucionar el problema? Evidentemente que sí, pero en el largo plazo y alguien tendrá que pagar una factura que no será pequeña. 

Revisemos tres causas primarias de este problema, en las cuales también está la solución:

La modalidad de trabajo

Como sabemos, todo sistema previsional se basa en los derechos, modalidades o ahorros generados en un periodo laboral y responde a las especificidades del mismo. La modalidad de trabajo o en el caso, las especificidades de la carrera militar, es quizás el más importante factor a tener en cuenta para la solución del problema previsional:

  • La línea de carrera en estructura piramidal genera retiros tempranos, por lo tanto el militar vive laboralmente años muy intensos, pero breves, pues se generan retiros a una temprana edad. Esta situación a su vez ocasiona, en promedio, un corto tiempo promedio de aportes, que es menor a los 30 años y en muchos casos, un largo periodo de pensionista.
  • Operativos, maniobras, embarques y guardias de 24 horas establecidas en las ordenanzas militares suponen jornadas laborales mayores a las ocho horas diarias, pero no son remuneradas o compensadas, a pesar del art. 25 de la Constitución y el Decreto Supremo nº 007-2002-TR. Por supuesto que tampoco generan aportes previsionales.
  • No deliberancia, incluso para temas laborales que afectan al personal de los Institutos. Se entiende que los Comandantes Generales asumen la representación laboral del personal militar, pero durante décadas esto no ha sido así. 

Los aportes

La relación entre aportes y prestaciones es directamente proporcional. Si esperamos tener ciertas prestaciones, como por ejemplo, una sostenible pensión después de un corto periodo de aportes o pases al retiro con el sueldo del grado inmediato superior, debemos ahorrar a una tasa elevada, por eso en 1974 el estudio actuarial determinó la tasa de aportes del 27% mensual, la cual es considerablemente mayor que en el resto del sector público. 

A pesar de haberse fijado técnicamente los aportes en 27 %, durante 40 años los aportes han sido siempre menores a los establecidos por el estudio. En el mejor de los casos han llegado al 12 %, por lo cual hemos tenido un permanente déficit de, por lo menos,  15% mensual. ¿Por qué nunca se aportó el 27% que le daría equilibrio al sistema previsional?

Por una razón muy simple, en estos cuarenta años, los sucesivos Ministros de Economía cuidaron el Gasto Público y los sucesivos Ministros de Defensa, Interior o de las Instituciones de las Fuerzas Armadas (antes de 1987), no tuvieron la capacidad de lograr que el aporte se efectúe de acuerdo al estudio técnico. En resumen, nunca tuvimos los aportes, pero sí dimos los beneficios. El resultado: la crisis actual.

El operador previsional: la Caja de Pensiones Militar Policial

La privatización de las pensiones militares en 1973 erró en algo básico, en el diseño de la organización que tendría a su cargo el fondo previsional u operador previsional. Se creó una muy particular empresa pública: la Caja de Pensiones Militar Policial (CPMP), dirigida por Directorios designados por los Ministerios de Defensa e Interior, quienes a su vez también se constituyeron en su órgano supervisor.

Sin embargo, a partir de 1995, la corrupción en dicho operador fue el resultado del poder absoluto y telón de fondo de negocios inmobiliarios de cualquier orden, donde los testaferros del poder político y empresarios mercantilistas se repartieron el escaso fondo previsional ahorrado para ese entonces. Leer más.

Aunque parezca increíble, actualmente, casi 20 años después, el Directorio de la Caja sigue en propiedad de sus llamadas "Unidades de Negocio", como el Banco de Comercio, Almacenera Alpeco y el área de Negocios Inmobiliarios, esto es compra, venta y alquiler de inmuebles. 

Y no estamos hablando de montos pequeños. A diciembre de 2010 la Caja tenía 2,763 inmuebles con valor contable de US$ 60.693 millones y en ese año se vendieron 169 propiedades por US$ 16.9 millones, alquilando inmuebles por US$ 565 mil.

Aunque no exista corrupción, tampoco tenemos transparencia. Recordemos que para hacer "negocios" fácilmente, en la Caja se innovó con el "Modelo Montesinos". Esto es, se cambió la intangibilidad de las colocaciones, que hasta el año 92 solo podían efectuarse en instrumentos financieros (cuya adecuada colocación puede verificarse a través de concursos públicos y a tasas conocidas) y a partir de esa fecha, hasta la actualidad, la Caja puede invertir dinero de los pensionistas en Bancos quebrados como lo hizo hace años con el Banco de Comercio o en almaceneras ineficientes como Alpeco, o como lo hicieron en la mencionada década, en inmuebles adquiridos con sobreprecio o vendidos a precios subvaluados. 

¿Dónde está el origen del problema institucional? Quizás tendríamos que remitirnos a su diseño organizacional y los consabidos problemas que encontramos en cualquier empresa pública: no hay propietarios, nadie es responsable. 

Nuestra propuesta trata de cuatro temas que deben ser aplicados en conjunto, pues las soluciones parciales como hemos visto, no son adecuadas:

  • Modifiquemos algunas características del trabajo militar y será factible un eficiente sistema previsional: :
  • Evaluemos extender el periodo de aportes hasta los 65 años. Si por motivos institucionales se debe invitar al personal a pasar al retiro, los aportes del Estado y el individuo deben continuar hasta esta edad de referencia en todo el sector público.
  • Si se reconociera el pago de trabajos adicionales a las 8 horas y extendiéramos la carrera militar en la base de la pirámide, se generaran más años de trabajo, mayor aprovechamiento del capital humano, más sueldos, más aportes y menos años de pensión, por ende, serán necesarias tasas de aportes menores al 27%, las cuales sí podrán ser asumidas por el Fisco. 
  • Una medida innovadora será separar la remuneración del grado militar (para algún tipo de personal especialista), lo que permitirá perfilar los grados del personal, prolongar la carrera militar y disminuir la presión sobre los ascensos que actualmente es la única vía para conseguir una mejor remuneración.
  • La deuda por aportes puede ser pagada por el Estado asumiendo el pago de varias promociones  con los fondos provenientes del ahorro fiscal que año tras año se produce en el pago del montepío, esto es del personal egresado antes de 1974 y que no se incorporó a la Caja de Pensiones. Se afectará la Caja Fiscal, pero en términos moderados, pues estas pensiones se pagarán en el largo plazo. 
  • Modernizar el operador previsional, esto es la Caja, liquidando las unidades de negocio de los años 90 y por consiguiente monetarizando el patrimonio, incorporando directores independientes con perfil técnico, no pensionistas; estableciendo normas de buen gobierno corporativo y organismos de supervisión privados, lo cual aumentará la eficiencia y recuperará la confianza a los aportantes y la ciudadanía.
  • Crear dentro de la Nueva Caja dos fondos diferenciados: el Fondo Uno con los actuales beneficiarios y la vigente normatividad, y el Fondo Dos, para las nuevas generaciones, en el cual se rijan por las nuevas reglas incluidas en una nueva Ley de Pensiones y no se vean perjudicados con los malos resultados de las gestiones anteriores.

Esperemos que estas medidas sean claves para la recuperación del Sistema Previsional Militar. Al cierre del presente artículo nos parece que están por emitirse dispositivos que actualizan las remuneraciones del personal en actividad, pero no se está tocando la Caja de Pensiones. 

Parece irreal que a pesar de todo lo que se conoce al respecto, los sucesivos gobiernos no han tomado las necesarias decisiones. Recordemos que diferir este tema aumentará los subsidios y traerá inseguridad previsional, tratemos de evitarlo aportando ideas para la necesaria Reforma Previsional. 

¿Qué opina usted al respecto? ¿Cree también que se puede solucionar el problema de la Caja de Pensiones Militar Policial?

Esta entrada contiene un artículo de:
Oscar Bahamonde Amaya
Economista, Maestría en Administración de Empresas, ESAN, Perú. Maestría en Gobernabilidad en el Instituto de Gobierno. Maestría en Desarrollo y Defensa Nacional. Ha laborado en el sector privado y diferentes entidades del sector público. Ex Jefe de la Dirección Previsional del MINDEF entre el 2002 y 2003. 
  • Evaluemos extender el periodo de aportes hasta los 65 años. Si por motivos institucionales se debe invitar al personal a pasar al retiro, los aportes del Estado y el individuo deben continuar hasta esta edad de referencia en todo el sector público.
  • Si se reconociera el pago de trabajos adicionales a las 8 horas y extendiéramos la carrera militar en la base de la pirámide, se generaran más años de trabajo, mayor aprovechamiento del capital humano, más sueldos, más aportes y menos años de pensión, por ende, serán necesarias tasas de aportes menores al 27%, las cuales sí podrán ser asumidas por el Fisco. 
  • Una medida innovadora será separar la remuneración del grado militar (para algún tipo de personal especialista), lo que permitirá perfilar los grados del personal, prolongar la carrera militar y disminuir la presión sobre los ascensos que actualmente es la única vía para conseguir una mejor remuneración.

Oscar Bahamonde Amaya

Economista y Magister en Administración de Empresas, de la Universidad ESAN.

También es egresado de la Maestría en Desarrollo y Defensa Nacional del CAEN y de la Maestría en Gobernabilidad del Instituto de Gobierno. Asimismo, es egresado del Programa de Alta Gerencia de CENTRUM – Católica, y del Programa de Proyectos de Inversión de la Universidad del Pacífico.

El profesor Bahamonde se ha desempeñado durante 30 años en las áreas administrativas de diversos Ministerios, adicionalmente ha sido director y jefe de diversas entidades del sector Público y cuenta con amplia experiencia en dirigir Proyectos.

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