A lo largo de la historia, la gerencia o administración de las empresas siempre ha enfrentado grandes retos.  Por ejemplo, el difícil acceso a los recursos naturales que obligó a la constante innovación tecnológica para llegar a ellos y extraerlos; la función logística que siempre representó un reto para acortar tiempos, limitar stocks y bajar costos; la administración del recurso humano para organizarlo adecuadamente y hacerlo más productivo, entre otros aspectos que las cabezas de las organizaciones han ido resolviendo con el paso del tiempo.

Sin embargo, hoy las empresas se enfrentan a un desafío diferente, extraño, de implicancias aún desconocidas pero con inevitables malos resultados en un futuro cada vez más cercano: el cambio climático. Este tema ha cobrado gran relevancia a nivel mundial y originó la realización de eventos de grandes dimensiones como la Conferencia de las Partes (COP), la misma que se viene realizando en el Perú con el nombre de COP20, y que busca generar acuerdos donde los países se comprometan a contrarrestar de manera más efectiva el cambio climático producto de la acción del nombre.

Al ser el Perú uno de los países más vulnerables ante el cambio climático, las empresas tienen que estar preparadas a nuevas condiciones de trabajo que contemplen la pérdida o escases de los diferentes recursos naturales que tiene el planeta (agua, arena, especies de animales, etc.). En este contexto, las escuelas de negocios deben incorporar rápidamente dentro de su formación la gestión de un nuevo riesgo: el climático.

Si antes se enseñaba que una organización se enfrentaba una serie de peligros como el mercado de operación, la convulsión social, entre otros asuntos, ahora es necesario que se ofrezca una formación técnica y sólida, así como en habilidades blandas, para el manejo de eventualidades climáticas.

De igual forma, los profesionales de hoy necesitan comenzar a estudiar e informarse sobre los efectos del cambio climático, muchos de los cuales ya los tenemos encima (¡Qué difícil es gestionar el hecho del incremento del presupuesto para reforzar los embalses de las represas o los taludes!).

Por otro lado, resulta imperioso que las organizaciones informen a sus directorios que si no se hacen nuevas inversiones para tomar previsiones ambientales  (que implicarán probablemente deudas o el uso del dinero de las empresas), se corre el riesgo de perder por completo el activo para el cual estimaron un período de vida útil de al menos tres décadas.

Es hora de asumir este nuevo riesgo, de ser conscientes que no es algo que tal vez llegará, sino que ya llegó, y por lo tanto es mejor aprender a gestionarlo.

¿Usted considera que la COP20 que se desarrolla en Perú traerá consigo acuerdos que ayuden a contrarrestar de manera efectiva el cambio climático?

Esta entrada contiene un artículo de:

Ana Reátegui Vela

Profesora del área de Finanzas, Contabilidad y Economía MA, ESAN, Perú. Diploma de Estudios Superiores Especializados en Comercio Internacional, DESS, Université Val de Marne, París, Francia. Economista, Universidad de Lima, Perú. Actualmente de desempeña como Directora de los Programas de Desarrollo Gerencial de ESAN.

Profesora del MBA Tiempo Parcial de ESAN.