Nuestra capital fue elegida el año pasado como sede de los Juegos Panamericanos para el año 2019, situación que una vez conocida nos llenó a todos de orgullo y alegría. Pero, pasado el momento de euforia, surgió la pregunta de cómo se haría para mejorar la ciudad a tal punto que, llegado el momento, podamos acoger con éxito uno de los eventos deportivos más importantes del mundo.
Personalmente soy optimista respecto a este reto, pues creo firmemente que hay cambios en marcha que harán mejorar la ciudad. Pero tener una visión positiva no nos impide señalar problemas que, de no solucionarse en el corto plazo, podrían traernos indeseables consecuencias el 2019.
Los países compiten por albergar eventos de esta magnitud por el hecho que llaman la atención sobre las bondades que tienen para mostrar. Es para ellos una oportunidad de marketing y, como tal, cuando se hace mal, puede resultar contraproducente. El hecho de que vayamos a estar bajo las miradas de todo el mundo nos exige ser bastante cuidadosos y hacer las cosas bien, trabajando con visión y prevención.
Uno de los principales problemas a solucionar es el caos del transporte público. La experiencia nos enseña duramente que si no creamos sistemas de transporte masivo en una ciudad de más de 9 millones de habitantes, las personas optarán por encontrar su mejor solución como puedan. Pero si se provee de un sistema eficiente de transporte, las personas intentarán evitar la congestión, las molestias, los accidentes, las papeletas, etc., y elegirán trasladarse en el sistema público que además (en el caso de ser un tren o un metro) no tendría retrasos.
Se está terminando la segunda parte de la Línea 1 del Metro y ya se otorgó la buena pro para la construcción de la Línea 2. Pero siendo honestos, vamos a necesitar 2 o 3 líneas más para transportar a toda la gente que habrá en la ciudad para el 2019 -residentes y visitantes que acudirán por el evento en mención-. Incluso, necesitamos que la línea que actualmente opera incorpore más vagones.
Se podría decir que todavía nos quedan cinco años para prepararnos. Sin embargo, lo cierto es que estamos en una carrera contra el tiempo para las grandes obras, pues los proyectos del Metropolitano y Tren Eléctrico (Línea 1), tomaron más de cinco años para que se puedan licitar y construir.
Junto a las mejoras en el sistema de transporte se debe trabajar fuertemente en la infraestructura hotelera. Si bien ésta será desarrollada por el sector privado, debe hacerse en base a una estrategia amplia e integral que apunte hacia el crecimiento futuro; es decir, en base a desarrollar una serie de actividades que permitan sostener tan grande infraestructura luego de pasados los Juegos Panamericanos, pues obviamente la empresa privada no la construirá solamente para el evento mencionado.
Asimismo, desarrollar este tipo de infraestructura a gran escala vuelve nuestra mirada hacia otros sistemas que no están en las condiciones adecuadas en la actualidad: sistemas de agua y desagüe, electricidad, áreas verdes, recreación, etc., los mismos que urge reformar y/o rediseñar.
El Perú y Lima están en boca de todos gracias a su increíble gastronomía y su sorprendente crecimiento económico, y lo estarán más el 2019 cuando el mundo ponga sus ojos sobre nosotros. De ello surge la vital necesidad de aprovechar nuestra oportunidad, pues si aquellos que nos visitan vienen en busca de satisfacción, pero en el camino se encuentran con inseguridad, contaminación, congestión vehicular, escasas áreas verdes, etc., dejarán de vernos como un destino atractivo. Y no podemos dejar que eso pase.
¿Qué otros aspectos se debe considerar para lograr una exitosa organización de los Juegos Panamericanos del 2019?