El problema central en el Perú es que, por más que se asignen recursos, no se ejecutan los proyectos por falta de capacidad de gestión. Para poder realizar una obra pública o una Asociación Público-Privada (APP) cofinanciada, primero debe obtenerse la viabilidad de los proyectos, lo que implica determinar la rentabilidad social de los mismos.
El tiempo promedio de este trabajo generalmente tarda más de un año, ya que los estudios son mal hechos, son observados o reformulados. Si a esto le sumamos el proceso de licitación, el periodo termina siendo, en el mejor de los casos, de dos o tres años para el inicio de las labores. Pero esto no es todo. Durante la ejecución de las obras se presentan las deficiencias por los estudios mal hechos, lo que origina nuevos retrasos.
Para mitigar este problema, una posible solución sería seleccionar los proyectos de mayor relevancia para las regiones y el país, por ejemplo: carreteras con cierto nivel de tráfico vehicular, proyectos de saneamiento, escuelas, entre otros. A su vez, estos proyectos deberían ser evaluados de forma simplificada de modo que se acelere su ejecución y para ello es necesaria una exoneración del proceso de preinversión del Sistema Nacional de Inversión Pública (SNIP).
Otra dificultad que se tiene son las deficiencias de tipo técnico y corrupción que hay en los gobiernos regionales y municipales. En esta línea, no se cuenta con profesionales capacitados y proactivos debido a la baja remuneración que existe en los organismos del Estado. Si a esto le sumamos la demora de los procesos burocráticos, tenemos como resultado una pobre ejecución presupuestal en materia de inversión pública.
Para mejorar dicha situación se requiere de una reingeniería en el aparato estatal donde se permita incorporar profesionales de mejor nivel, con capacidad técnica y de gestión, y que se encuentren bien pagados. Sin embargo, esta solución está lejos de ejecutarse.
Una forma realista de resolver los problemas de inversión pública es centralizar los procesos de adjudicación de las obras mediante una especie de organización temporal de profesionales que conduzcan estos procesos. Estos comités de técnicos se encargarían de revisar rápidamente aquellos proyectos seleccionados, verificar su viabilidad, hacer los ajustes necesarios y organizar las licitaciones correspondientes, con procedimientos simplificados. Una vez adjudicado el proyecto, la entidad gubernamental correspondiente suscribirá el contrato de obra y lo administrará. El comité técnico podría seleccionar también al supervisor de obra. Con ello se podrían aprovechar economías de escala, ya que se licitarían proyectos agrupados por similitud, por sector, o por cualquier otro criterio de aceleración.
¿Qué otras medidas podría aplicar el Estado para aumentar la inversión pública con eficiencia?
Gerente General de TP Invest. Ph. D por la Universidad Ramon Llull (ESADE) de Barcelona, España. MBA de la Universidad ESAN. Certificado en Finanzas Cuantitativas (CQF) por CQF Institute (Londres – Inglaterra). Ingeniero Industrial por la Universidad de Piura, con estudios de postgrado en Sistemas Eléctricos de Gran Potencia en la Universidad de Roma – Italia (La Sapienza). Ha sido responsable por el diseño, estructuración y promoción de proyectos de infraestructura en los diferentes sectores económicos del país valorizados en más de US$ 10,000 millones de dólares.
Los escándalos de corrupción, la caducidad del contrato del Gasoducto del Sur y los huaicos que se han desarrollado en Lima, conducen a una reducción importante de la producción del país para este año. Según diversas opiniones, el crecimiento apenas superará el 3%. Y si bien los huaicos pasarán pronto, el efecto de los escándalos de corrupción tiene para rato.