¿Cómo desarrollar competencias emocionales en las nuevas generaciones?

¿Cómo desarrollar competencias emocionales en las nuevas generaciones?

La teoría desarrollada por la escuela de psicología americana en los 90 y su adaptación al mundo hispanohablante ha sido un éxito en la mejora de la gestión emocional de los preadolescentes. Queda abierto el debate en si debe generalizarse su divulgación e incluso si debería ser parte del currículo como empieza a proponer la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE).

Por: Carles Izquierdo Mor el 01 Diciembre 2017

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Convencidos de que los límites para el acceso al conocimiento ya no residen en la disponibilidad del material de aprendizaje, debido a la red, sino en la actitud delante del mismo, nos planteamos cómo mejorar la misma con el desarrollo de las competencias emocionales. A diferencia del coeficiente intelectual (IQ), con el que uno nace, en la inteligencia emocional se pueden medir unas capacidades básicas (ver Salovey & Mayer) y se pueden medir y mejorar unas competencias emocionales (ver Daniel Goleman); y esa es la buena noticia.

Mejora de las competencias emocionales

Mediante un cuestionario basado en la psicología positiva y los trabajos de la escuela americana de psicología con relación al desarrollo de competencias emocionales, podemos mejorar nuestras competencias emocionales. Los principales autores de libros científicos y de divulgación son Salovey & Mayer, Daniel Goleman y Richard Boyatzis (recientemente nombrado Doctor Honoris Causa por la URLL). Una adaptación del mismo al mundo hispanohablante se encuentra en los trabajos del GROP (Grup de Recerca de'Orientació Psicopedagogica).

Se ha elegido una aplicación del modelo y de los test propuestos por el GROP para menores en un rango de edad de 9 a 13 años que mide las competencias emocionales, agrupadas en:

  • Consciencia emocional
  • Gestión emocional
  • Autonomía emocional
  • Competencia social
  • Competencias de vida y bienestar

Las iniciativas en este campo proponen el desarrollo de las competencias emocionales de los chicos y chicas de 9 a 13 años. A menudo estas iniciativas se basan en los siguientes aspectos:

  • El análisis de las competencias emocionales mediante la aplicación de técnicas de 360 grados alrededor del niño, por sus padres, sus monitores y/o profesores y por los propios niños.
  • El desarrollo de dichas competencias mediante juegos presenciales o en el teléfono móvil, en función de las áreas de mayor oportunidad de mejora detectadas en el test.
  • Y nuevamente la medida con 360, repitiendo las veces que se considere pertinente. 

A diferencia del coeficiente intelectual (IQ), con el que uno nace, en la inteligencia emocional se pueden mejorar las competencias emocionales.

Con el efecto de aumentar la consciencia sobre estos temas, son fundamentales la participación de las personas del entorno del niño, así como la comunicación y colaboración con el propósito del desarrollo de los individuos en este momento crítico: en esta etapa de la vida se abandonan los referentes absolutos de la infancia y se negocian los nuevos que regirán en la adolescencia y probablemente la entrada en la edad adulta. 

La mecánica es muy sencilla y ayuda a desarrollar competencias al ritmo de cada individuo y en el marco de la familia y personas de convivencia. Competencias como el conocimiento de las emociones, su impacto en nuestras decisiones y potencialmente su regulación, la autonomía de criterio que permita regir nuestra vida, la colaboración en equipo, mediante la empatía y la asertividad, los hábitos de vida saludables (alimentación, actividad física y meditación), etc.

Esta actividad ha sido desarrollada con éxito en entornos de validación, como las colonias de verano o los equipos de alevines de baloncesto de un club primera división. Las conclusiones tanto cuantitativas como cualitativas de los trabajos se publicará dentro de la investigación en curso. Si bien ya podemos decir que el interés ha sido inmediato y el uso de las herramientas telemáticas muy sencillo, la novedad de establecer el foco de aprendizaje en las emociones no ha generado rechazo, sino interés y preguntas de interpretación en algún caso.

Los juegos se han conceptualizado para realizarse tanto presencial como por teléfonos inteligentes. Este método de medida 360 y el juego se muestran útiles para desarrollo de las competencias emocionales, tanto para las nuevas generaciones como para los adultos, que aprovechan la oportunidad para interesarse y participar del desarrollo de sus hijos.

¿Estamos entrenados y somos competentes en la gestión de nuestras emociones? Quizá deberíamos empezar por ahí.

A diferencia del coeficiente intelectual (IQ), con el que uno nace, en la inteligencia emocional se pueden mejorar las competencias emocionales.

Carles Izquierdo Mor

PhD en Educación de Universitat d Andorra, postgrado Ingeniería emocional Universitat de Barcelona

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