Desde 1999, el Perú ha logrado un crecimiento económico sostenido, a pesar de la crisis económica. Esta tendencia permitió un aumento del presupuesto en el sector público, que llegó a superar los 157 000 millones de soles en el 2018. En este contexto, el Gobierno tuvo que tomar una decisión crucial sobre la distribución del presupuesto para alcanzar el mayor beneficio social que fuera posible.
¿Qué criterio debe seguir el Gobierno para tomar mejores decisiones? La respuesta más sencilla es la distribución. Muchos actores políticos intervienen en este proceso: el Congreso, donde colisionan ideas muchas veces contrarias, y el Ejecutivo, que es un poco más compacto. Se suman sectores públicos como salud, educación, seguridad y justicia, así como otras fuerzas a las que debemos comprender antes de elegir.
Una decisión basada en la distribución siempre debe mantenerse alineada en el marco político. A su vez, cada jugador debe perseguir el bien social. Para ello se debe realizar un esfuerzo por encontrar puntos de convergencia y sobre los cuales trabajar. La idea es tratar que todas las posibles divergencias puedan resolverse con base en la tolerancia y el consenso. Existen cuatro factores que se deben tomar en cuenta:
Cambio de escena
El sector privado también sigue un modelo político al tomar sus decisiones, pese a tener objetivos, estrategias y escenarios distintos al Gobierno. Esta similitud se debe a que las compañías son establecidas, guiadas y sostenidas por personas, quienes toman la posición de jugadores con sus perspectivas y estrategias para lograr objetivos sesgados que beneficiarán o quizás perjudicarán la razón de ser de este juego.
La toma de decisiones en una empresa privada casi siempre se basa en la razón y la organización, pues, en teoría, son más objetivas. Sin embargo, si ello fuera totalmente cierto, no se explicaría la existencia de compañías cuyas elecciones provocan un descenso de su rentabilidad, ventas e ingresos, a la par que aumentan los costos o se invierte en negocios que no producen los resultados esperados.
Es posible que algunas de estas decisiones parezcan racionales, cuando el jugador que las toma en realidad no es consciente del modelo real que aplica, ya que mezcla su razón y su percepción. Quizás esta percepción le impide tomar la mejor decisión. Con ello no se pretende afirmar que el modelo político sea incorrecto, sino evitar que la decisión final se base únicamente en los intereses personales. ¿Tienes claro el modelo de toma de decisiones que aplica tu compañía? Cuéntanos tu experiencia.