La nueva ola de la COVID-19: Surfearla o morir en el intento

La nueva ola de la COVID-19: Surfearla o morir en el intento

La responsabilidad para afrontar la segunda ola de la COVID-19 recae tanto en la población como en la acción coordinada entre los distintos niveles de Gobierno, por partes iguales. Sólo cumpliendo cada uno su rol, existirá la oportunidad para disminuir los contagios y las muertes por esta enfermedad.

Por: Juan Jorge Rodríguez Abad el 29 Enero 2021

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Con el paso del tiempo, el virus de la COVID-19 es más inteligente y evoluciona más rápido que las respuestas para enfrentarlo. Ello se refleja en el impacto de la segunda ola de contagios en la mayoría de los países, casi sin excepción y sin importar el tipo de gobierno o el poder económico de cada uno. La única arma eficaz para controlarlo sigue siendo el comportamiento de cada persona: usar bien la mascarilla, mantener la distancia, lavarse las manos y, cuando sea posible, vacunarse. 

¿Cómo estamos en Perú?

Por ahora, el Perú ha dejado de ser el país con mayor cantidad de fallecidos por COVID-19 por población en el mundo (122 por cada 100 000 habitantes). Parafraseando a quienes se refieren al tema y critican al Gobierno, se afirmaría que Gobiernos como los de Bélgica (181), Reino Unido (147), Italia (141), Estados Unidos (128), Panamá (120), México (118), España (116), Francia (109) y Suecia (108) son incompetentes por igualar o superar nuestra tasa de mortalidad.

Al margen de lo anterior, durante el 2020 y este 2021, para atender la pandemia, el sistema de salud peruano incrementó su capacidad de 100 a más de 1 900 camas UCI, así como a 17 000 camas de hospitalización. Se pasó de 1 a 82 laboratorios aptos para diagnósticos por pruebas moleculares, que solo en enero de este año procesaron más de 300 000 muestras. Asimismo, se habilitó la telemedicina, para la consulta médica y el telemonitoreo, se amplió la disponibilidad de oxígeno medicinal y se potenció el primer nivel de atención y el comunitario con, por ejemplo, la dotación de pulsioxímetros, los operativos "Tayta" y recientemente facultando a los municipios la implementación y atención de salud en los Centros de Aislamiento Temporal y Seguimiento Comunitarios (CATS-C) para los casos leves de COVID-19.

La mayor responsabilidad para el control de la pandemia recae en cada uno de nosotros. Medidas como el uso adecuado de la mascarilla y el distanciamiento son factibles en todos los ámbitos.

Sin embargo, se sabe que este avance es insuficiente, pues se partió de una brecha de infraestructura de salud que superaba los 25 000 millones de soles. Esta segunda ola, con variantes del virus incluidas, nos lo vuelve a recordar.

Tarea de todos

En Lima, aún el 60 % de la población es susceptible de infectarse. Por ello, esta nueva ola y las que vengan ratifican la obligación de cada uno de los actores de la salud en hacerse responsables de sí mismos y de los demás. No vale seguir culpando al Gobierno pasado o al Congreso. Las limitaciones del Estado y la corrupción de los últimos 20 años en el Perú no desaparecerán durante el Gobierno de transición y es probable que continúen si seguimos eligiendo autoridades como lo hacemos hasta ahora. 

La mayor responsabilidad para el control de ésta y las próximas olas recae en cada uno de nosotros, ya sea que pertenezcamos al 30 % formal o al 70 % informal. Medidas tan sencillas como el uso adecuado de la mascarilla y el distanciamiento son factibles en todos los ámbitos. A su vez, en donde corresponda, las autoridades locales deben facilitar el acceso al agua para fomentar el lavado de manos. También debemos luchar contra el sensacionalismo periodístico y la desinformación (automedicación, curas milagrosas, etc.) sobre todo en las redes sociales.

Vigilancia y prevención en la comunidad

Los gobiernos regionales y locales deben asumir, de una vez por todas, su plena responsabilidad en la vigilancia activa, la promoción y la prevención de la salud. Estas tareas les competen por la descentralización, pero una gran mayoría las rehuyó durante la primera ola y se las trasladó al Gobierno Central.  

Asumir esta responsabilidad es clave para lograr que las poblaciones cumplan con el comportamiento adecuado en salud. Si las autoridades en verdad aprendieron las lecciones de la primera ola, sabrán responder, por ejemplo, con el fortalecimiento del primer nivel de atención, la provisión de oxígeno y la vigilancia comunitaria.

Liderazgo nacional

Sin repetir los errores del pasado ni caer en el falso dilema de escoger entre la salud y la economía, pues ambos deben ir de la mano, el Gobierno Central debe fortalecer la estrategia de restricciones focalizadas, sea de actividades o de territorios (incluso provincial y distrital) o ambos, y en constante coordinación con los gobiernos regionales y locales, a quienes también deberá asistir a nivel técnico y en gestión, incluyendo el apoyo social. 

En paralelo, se debe fortalecer y ampliar el arsenal del sistema de salud con innovaciones globales, como la vigilancia genómica (identificando las variantes del virus) y las pruebas de antígenos (para un mayor diagnóstico). También debe aprovecharse los avances locales como el reciente desarrollo de pruebas moleculares de bajo costo en el país, junto con el escalamiento nacional de la e-vigilancia y la e-prevención para el autocuidado de la salud, de manera masiva y personalizada. 

Pero sin duda, la principal obligación del Gobierno Central será asegurar la mayor cobertura de vacunación posible, superando la consabida parálisis estatal que antecede los cambios de Gobierno y atacando la desinformación mediante el despliegue de una campaña comunicacional educativa, masiva y segmentada. 

Finalmente, con el avance de la campaña, los planteamientos de los candidatos a la presidencia, para el manejo de la pandemia y la mejora del sistema de salud deben transformarse de generalidades o buenos deseos o críticas al Gobierno (anterior y actual), a planes serios, detallados y convincentes en salud, educación y economía, de corto y mediano plazos. Su compromiso debería partir por asegurar que toda la población será vacunada antes de terminar el 2021.

¿Qué otras acciones son necesarias para afrontar la segunda ola? Déjanos tu opinión.

La mayor responsabilidad para el control de la pandemia recae en cada uno de nosotros. Medidas como el uso adecuado de la mascarilla y el distanciamiento son factibles en todos los ámbitos.

Juan Jorge Rodríguez Abad

MBA por ESAN con mención en Finanzas, médico-cirujano de la Universidad Peruana Cayetano Heredia, diploma en Gestión de Tecnologías en Salud de la Universidad Católica del Perú y certificado en proyectos de salud INDES-BID.

Docente de posgrado en salud desde el año 2001. Actualmente enfocado a la docencia en la gestión integral de proyectos de salud, en la Universidad ESAN y la Universidad Peruana Cayetano Heredia.

31 años de experiencia profesional en los sectores público y privado, incluyendo la gestión del ciclo de las inversiones en salud y desarrollo social, así como de innovaciones con Salud Digital, en Perú y otros países de Latinoamérica. Ha participado activamente en programas y proyectos de salud con financiamiento público, privado, con cooperación internacional y en proyectos de innovación.

En los últimos 10 años, ha sido consultor especializado en proyectos de APP en salud y actualmente brinda asistencia técnica en la Agencia de Promoción de la Inversión Privada (PROINVERSIÓN).

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