A estas alturas, las organizaciones ya deberían haber asumido que afrontan un entorno cargado de mucha incertidumbre, con una pandemia que aún no tiene un fin previsto, por lo que sus estrategias de comunicación interna deben adaptarse a este nuevo escenario. En ese sentido, la retroalimentación será clave para comprender cómo se sienten sus trabajadores en medio de la crisis actual y brindarles la ayuda que necesitan para mejorar su desempeño.
Las empresas hoy deben desplegar todas sus herramientas de telecomunicación para lograr algo sencillo, que quizá no habían intentado antes: preguntar a sus trabajadores cómo se sienten en medio de la crisis. A veces asumen que todo su personal se encuentra en óptimas condiciones para seguir trabajando y produciendo en el nivel habitual, pese a que muchos pasaron a trabajar desde sus hogares y sufrieron una reducción de sus salarios u otras medidas similares.
Es el momento de que las empresas coloquen un termómetro interno y entiendan las preocupaciones de sus trabajadores, a fin de demostrar el grado de empatía que tienen hacia su fuerza laboral. Para ello, también deben compartir las metas y los objetivos empresariales que tuvieron que ajustarse durante la pandemia y que no serán los mismos del 2020. La transparencia es clave.
Para asegurar una buena retroalimentación, las empresas deben apoyarse en la escucha activa hacia sus trabajadores. Es decir, deben ponerse en sus zapatos para entender su situación y por qué no cumplen con sus metas o por qué presentan fallos en sus reportes. Ello debe ir acompañado de un mayor entendimiento y flexibilidad hacia cada colaborador, ya que ahora deben gestionar sus roles profesionales y familiares de una manera diferente.
Es el momento de que las empresas coloquen un termómetro interno y entiendan las preocupaciones de sus trabajadores.
Toda empresa que busque una buena retroalimentación debe desarrollar tres características de cara a su personal:
El proceso de retroalimentación debe basarse en una planificación que permita organizar las sesiones de trabajo con los colaboradores. Hay que fijar un calendario de trabajo y avisarles qué días, semanas o meses se realizará este proceso. Es importante que la retroalimentación también se apoye en su cultura empresarial. Si se maneja una cultura de escucha activa, será más fácil que el trabajador entienda el proceso.
Al mismo tiempo, hay que realizar un seguimiento al trabajador y asegurarse de que, si tuvo que ausentarse en algún momento de la reunión, pueda nivelarse y avanzar al mismo ritmo que el resto. Para mantener motivado al personal, los líderes deben ser los primeros en entender la razón de estas campañas de retroalimentación, siempre anclado a su cultura empresarial.
Cuando la retroalimentación no tiene el efecto deseado en el desempeño de los colaboradores, los líderes de la organización deben apurarse en analizar qué ocurrió. Si bien cada trabajador puede tener un nivel de responsabilidad, también es verdad que algunas empresas no siempre le brindan a su personal las herramientas necesarias para que trabajen de manera eficiente desde sus hogares.
Por ejemplo, existen empresas que exigen a su personal permanecer conectado durante toda la jornada, pero que no siempre les preguntan si tienen un equipo adecuado para trabajar o una conexión a internet estable. Antes de emitir juicios, es importante analizar estos y otros factores para entender por qué un trabajador no cumple con las tareas encomendadas. ¿Has realizado este tipo de acciones en tu organización? Cuéntanos tu experiencia.
Es el momento de que las empresas coloquen un termómetro interno y entiendan las preocupaciones de sus trabajadores.
Periodista y comunicador con más de 25 años de experiencia gerencial en Asuntos Públicos, Comunicación Corporativa, Reputación, Responsabilidad Social y Gestion de Crisis. En el sector privado se ha desempeñado como Gerente de Comunicación y Sostenibilidad en Lamsac, Gerente Adjunto de Asuntos Corporativos en Compañía Minera Antamina y Gerente de Comunicaciones y Responsabilidad Social en Minera Milpo.
En el ámbito público, ha sido asesor de dos ministros de Educación (años 2014 y 2019, Gerente de Comunicaciones de DEVIDA y Jefe de Prensa en el Banco Central de Reserva del Perú. Tiene una maestría en Comunicaciones otorgada por la Universidad de Missouri, Estados Unidos; un Diplomado en Responsabilidad Social de la Pontificia Universidad Católica del Perú; un Programa de Especialización Económica y Financiera en ESAN; un Programa de Reputación Corporativa del Reputation Institute y un Programa Avanzado de dirección en Responsabilidad Corporativa del IE Business School de Madrid. Es docente post grado de los cursos de Estrategias de Comunicación y manejo de RRPP (Diplomado Internacional de RRCC y RSE) y Gestión de la Comunicación Organizacional (MAODP) en ESAN. Es fundador y CEO de Proel, una firma especializada en prevención y gestión integral de crisis y, además, Director en el Perú de Villafañe y Asociados, la consultora española pionera en estudios de reputación.
La incertidumbre del escenario actual aumenta las posibilidades de que las empresas puedan sufrir algún tipo de crisis durante este año. Sin embargo, existen cinco pautas que se pueden seguir para evitar esta situación.
Siempre se ha dicho que toda crisis es, también, una oportunidad. La crisis que hoy afronta Repsol nos deja una serie de aprendizajes que debemos tomar en cuenta para evitar caer en la misma situación.