La incorporación de la IA en la agricultura ha dado lugar a avances significativos en áreas clave. Por ejemplo, en los Países Bajos se ha implementado para optimizar el cultivo de tomates en invernaderos. Los sensores monitorean de manera constante las condiciones del cultivo, como la humedad, la temperatura y la luz. Los algoritmos de IA analizan estos datos en tiempo real. Con base en ellos, se ajustan de manera automática los niveles de riego, iluminación y nutrientes para maximizar el crecimiento y la calidad de los tomates.

En Australia, se está utilizando para mejorar la detección temprana y el control de plagas en la industria vitivinícola. Ello permite una respuesta rápida y precisa para aplicar tratamientos específicos en las áreas afectadas.

El Perú también puede adoptar tecnologías de IA en el sector agrícola para abordar desafíos específicos. Un ejemplo sería su aplicación en la producción de café. Mediante el análisis de datos climáticos, del suelo y cultivos históricos, los agricultores pueden obtener recomendaciones sobre el momento óptimo de la siembra, métodos de cultivo y niveles de sombra requeridos para cada variedad de café.

Otro ejemplo es el uso de la IA en la gestión del agua para la agricultura de riego en la costa. Los sistemas de IA monitorean en tiempo real los niveles de agua, humedad del suelo y condiciones climáticas para determinar las necesidades de riego de los cultivos, Así, se optimiza el uso del agua y se reduce el estrés hídrico en los cultivos.

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