Retos laborales del Perú para el 2024

Retos laborales del Perú para el 2024

El mercado laboral en el Perú se ha debilitado ante la creciente informalidad empresarial y la disminución de la inversión privada. Es necesario combatir ambos problemas con urgencia para mejorar la situación.

Por: César Puntriano Rosas el 12 Febrero 2024

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El que mucho abarca poco aprieta, reza un conocido refrán. Si lo llevamos al terreno laboral, este adagio supone que debemos enfocarnos en una sola meta o en unas cuantas que sean realistas y estemos seguros de que podemos lograr. Por ello, les planteo como meta para este 2024 proponernos a reducir la informalidad y generar más puestos de trabajo formales. Un objetivo que parece lejano y utópico, pero es real.

Problemática actual

De acuerdo con la Encuesta Permanente de Empleo Nacional (EPEN) del Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI), el empleo acumula tres trimestres consecutivos de caída. Alrededor de 125 000 peruanos se han quedado sin trabajo entre enero y septiembre del 2023. Según los expertos, los indicadores de la caída de empleo son los más altos en al menos dos décadas.

La realidad es que el Perú es uno de los países con mayor informalidad de la región y que más del 90 % de sus microempresas, principales empleadoras del mercado, son informales. Respecto al crecimiento del producto bruto interno (PBI), las proyecciones no resultan auspiciosas en lo más mínimo, pues el Banco Central de Reserva del Perú (BCRP) recortó su proyección de crecimiento al 0.9 % para este 2024, mientras que el Instituto Peruano de Economía (IPE) pronostica un 0.8 %. Ambas cifras están por debajo del promedio de los países de Latinoamérica, que crecería un 1.9 %, según el IPE, y 0.4 %, según el BBVA.

En todos los casos, las cifras se sustentan en la caída de la inversión privada, los fenómenos climatológicos y los conflictos sociales. Para el 2024, los expertos pronostican que el PBI crecerá alrededor del 2.3 % y el 2.4 %, según el impacto del fenómeno El Niño que ya está en curso. No perdamos de vista que nuestra economía se encuentra en recesión. En agosto, el producto bruto interno (PBI) retrocedió en 0.63 % y acumuló cuatro meses de resultados negativos. En materia de empleo, la disminución en la producción genera un menor empleo formal y un aumento del desempleo.

Inversión y formalidad

Según los expertos, la inversión privada constituye un motor para el crecimiento y, por ende, para la generación de empleos formales. Por ello, es lamentable que la inversión privada registre márgenes negativos en nuestro país. Sin estabilidad política ni jurídica, los inversionistas arriesgarán su capital. Ahí tenemos una gran tarea pendiente.

Otro desafío consiste en diseñar estrategias que incentiven a las microempresas informales a cruzar la línea hacia la formalidad. No es atractivo tener un régimen tributario complicado. Existe una serie de trabas administrativas que deben superarse como las licencias municipales, el accionar absurdo de los gobiernos locales a través de clausuras carentes de sentido y una regulación laboral poco amigable.

Estos cambios deben ejecutarse bajo una visión integral y en el marco de una política pública que se entienda como un instrumento de transformación. El objetivo por alcanzar sería la reducción de la alta informalidad, no solo laboral, sino tributaria y administrativa. Para ello, y como lo hemos sostenido antes, no basta con trabajar en el ámbito laboral, sino que debe analizarse el sistema regulatorio de manera transversal.

Cambio de enfoque

Además de evaluar medidas para generar más inversión y dinamizar al mercado, debemos dejar de dispararnos al pie como país con proyectos de ley que le dan la espalda a la formalidad. Este 2023, se generaron diversas iniciativas como que las empresas paguen el tiempo de refrigerio, la creación de un bono por trabajo nocturno, los microdescansos, el incremento del porcentaje de utilidades para las empresas eléctricas, y la imposición del inicio de la jornada de trabajo a partir del primer control de ingreso al centro de trabajo.

Este tipo de proyectos imponen mayores rigideces que entorpecen la creación de nuevos puestos de trabajo. Lo mismo ocurre con la idea que ronda en el Poder Ejecutivo respecto al incremento de la remuneración mínima vital. Esperemos que este 2024 sea un año de cambios, en el que se considere al trabajador y no al elector. Dejemos de lado propuestas populistas y antitécnicas, y asumamos como gran reto la creación de empleo formal en el país. ¿Qué otras acciones propondrías? Déjanos tu opinión.

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La inversión privada es un motor para el crecimiento y la generación de empleos formales. Si queremos incrementarla, debemos asegurar estabilidad política y jurídica a los inversionistas interesados.

César Puntriano Rosas

Abogado y magister en Derecho del Trabajo y la Seguridad Social por la Pontificia Universidad Católica del Perú. Miembro de la Sociedad Peruana de Derecho del Trabajo y de la Seguridad Social. Socio del Estudio Muñiz, Olaya, Meléndez, Castro, Ono & Herrera Abogados.

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