Si descubres que te encanta que te halaguen

Si descubres que te encanta que te halaguen

Luis Felipe Calderón, profesor del MBA de ESAN, habla sobre lo peligrosa que puede ser la adulación en el ambiente laboral de una empresa, por los perjuicios que puede tener tanto en los trabajadores como en la productividad. Así lo explica en este artículo para la revista Aptitus.

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Es natural que todos los humanos necesitemos reafirmación externa (reconocimiento y halago) y, en principio, no habría nada de malo con eso. Es agradable recibir halagos y, el disfrutarlos, es parte de una personalidad sana. El problema es determinar la fina línea que separa el halago de la adulación. Siendo lo mismo en apariencia, solemos definir la adulación como una conducta patológica y/o malintencionada de quien halaga falsamente, sin realmente pensarlo o sentirlo, a fin de manipular a (obtener ventajas de) la persona a la que adula.

Cuando un jefe descubre a un subordinado adulador, lo primero que debería hacer es mirarse al espejo, pues el problema probablemente esté dentro de él mismo. Vale señalar que un adulador solo funciona bien con un jefe que tiene problemas de autoestima. Contrariamente a las personas sanas que disfrutan del halago y la reafirmación, las personas con baja autoestima los necesitan enfermizamente. El adulador (patológico o malintencionado) intuitivamente detecta esto en su jefe y empieza a halagarlo a fin de obtener ganancias secundarias. Por tanto, esta conducta del adulador solo funcionará cuando encuentra eco en el jefe.

Cuando la adulación logra obtener ventajas del jefe, se produce una patología llamada "mediocrización" que deteriora en gran medida la eficacia organizacional. Funciona así:

a. Un adulador comienza a halagar al jefe.

b. El jefe (si tiene problemas de autoestima) empieza a otorgarle ventajas a ese subordinado (lo hace "su favorito", le perdona inconductas, le asigna mejores trabajos, le da ascensos no merecidos, etc.).

c. Algunos, los menos competentes, al ver que el sistema le funciona al adulador, empezarán a copiar esa conducta patológica. Así, cesan de manifestar cualquier discrepancia.

d. Otros, los menos psicopáticos, no adularán, pero se abstendrán de hacer cualquier crítica o manifestar ninguna discrepancia.

e. Y aquellos que hagan críticas serán maltratados por el jefe o, peor, serán atacados por sus propios compañeros. Ello hace que los mejores ejecutivos terminen saliendo de la organización.

De este modo la organización habrá alcanzado un "perfecto" estado de armonía y mediocridad. Visto superficialmente, y en opinión de ellos mismos, serán una "familia feliz" como a ellos les gusta llamarse, donde reina el "consenso" y la felicidad.

¿Qué debe hacer un nuevo jefe que llega a una unidad organizacional y se encuentra con este clima? La verdad, no la pasará nada fácil, pero hay medidas que pueden ser eficaces. Lo primero que debe hacer es luchar contra el síndrome de la "familia feliz". El jefe recién llegado debería acabar con el clima de "consenso" perfecto. Por ejemplo, cuando haga una propuesta, si todos la halagan y nadie hace objeciones, debe manifestar su desagrado e invitar a una actitud más pensante, discrepante y colaboradora.

Lee el artículo completo aquí.

Fuente: Revista Aptitus