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- "¿Cómo te va?"-  le preguntó el primer hombre.

- "Todo va muy bien"- contestó el segundo, mientras pasaba veloz por el piso 85, cayendo desde el piso 100.

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Diez minutos antes que el famoso meteorito impacte sobre Yucatán, se dice, los dinosaurios y demás bichos inmensos reinaban imbatibles sobre la tierra. Diez minutos antes, si hubiésemos interrogado a cualquier saurio hiper poderoso de aquellos, nos hubiera asegurado que su futuro era sólido, basándose en su impresionante pasado y su sólido presente. Si alguien hubiera osado dudarlo, nos hubiera podido dar cifras impresionantes sobre su superioridad soportada inequívocamente en estadísticas actuales y pasadas.

Grandes, superiores, arrolladores, nada habría estado más claramente escrito en su frente y en sus entrañas que ellos eran "too big to fail". En ese mismo tiempo, a su vez, los bichos menores vivirían a sobresaltos pues eran acosados por criaturas muy superiores...hasta diez minutos después.

Hasta diez minutos antes, los pequeños roedores se escondían bajo tierra, saliendo solo de noche a alimentarse, conscientes de su debilidad. Se habían tenido que resignar a vivir en los peores lugares, comiendo lo que otros no querían, escondiéndose casi todo el tiempo.

A no dudarlo, hasta diez minutos antes, los grandes saurios y los pequeños roedores sabían quién era quién y sabían quién estaba destinado a dominar y quién a perder. O, al menos, eso es lo que ellos creían a partir de toda su experiencia y por toda la evidencia disponible.

Diez minutos después, todo cambió violentamente: el aire se volvió poco respirable, el sol casi no aparecía, la comida se hizo escasa. En la nueva condición, el pequeño, acostumbrado a las sombras y la oscuridad, que comía insectos, raíces y cualquier hierba insignificante pudo, con menor dificultad, sobrevivir. El grande y poderoso, que requería de toneladas de alimento para sobrevivir, rápidamente languideció y murió.

Poca diferencia con los imperios, corporaciones, clanes y personajes poderosos se sienten invencibles aunque estemos a diez minutos del gran impacto. La diferencia es que la destrucción la producirán ellos mismos, con su soberbia y ambición desmedida que nos llevan al desastre: catástrofes ecológicas, guerras, crisis financieras, aumento del empleo indecente y del esclavismo. Como dijera cierto analista, todo esto producto de su "greed and stupidity", pero donde ellos, los mismos que generan las crisis, son los que más benefician.

Y en el Perú no estamos mejor. Mucha gente se congratula de nuestro gran "crecimiento" y "éxito" cuando todo depende del precio de las materias primas. Y esos precios dependen, principalmente, del crecimiento de China que es, en buena parte, una expansión artificial. Los invito a ver el video "China's Ghost Cities" y verán el gran "meteorito" acercándose. China tiene 63 millones de departamentos vacíos, pero siguen construyendo ciudades enteras para mantener artificialmente su crecimiento.

Y, peor aún, nada se está haciendo para aprovechar esta bonanza efímera y transformarla en desarrollo, industrialización, tecnología, educación e inclusión verdadera. Los dinosaurios están demasiado felices siendo exitosos y poderosos como para girar sus cuellos al cielo y mirar lo que se nos viene.

¿Qué se debe hacer para evitar que la actual desaceleración y una eventual crisis en China no afecten tanto a la economía peruana?

Esta entrada contiene un artículo de:

Luis Felipe Calderón Moncloa

Profesor del área de Administración. Doctorando en la Université Jean Moulin, Lyon, Francia. DEA, Universidad de Niza, Francia. MA in Management Learning y MSc in Information Management, Lancaster University, United Kingdom. MA, ESAN, Perú. Bachiller en Psicología, Universidad Nacional Mayor de San Marcos, Perú.
Profesor del MBA Tiempo Parcial de ESAN