La producción de arándano peruano se encuentra en la etapa final de la campaña 2023-2024 y la proyección de toneladas totales exportadas contempla una reducción del 10 % al 15%, respecto a la campaña 2022-2023. Se estima que los envíos sumarán un promedio de 260 000 TM y, aunque todavía no tenemos los números finales de cierre de campaña —se revelan a finales de marzo de cada año—, todo apunta a que las proyecciones se cumplirán, como ya sabemos, producto del impacto negativo del fenómeno El Niño costero del 2023. 

Las agroindustrias de la costa norte, ubicadas en La Libertad, Lambayeque y Piura, han disminuido su rendimiento entre un 20 % y un 50 %, respecto a la proyección inicial. En el caso del área comprendida desde Ica hasta Áncash, esta disminución fue más leve, con un rango entre 5 % y 10 %. Otro detalle es que la poda de la variedad Ventura (campaña de cosecha julio-diciembre) suele producirse en La Libertad entre la segunda y tercera semana de diciembre, mientras que, en Olmos y Piura, puede extenderse hasta la tercera y cuarta semana de enero. Sin embargo, este 2024, las cosechas se extenderán hasta febrero e, incluso, marzo para cumplir con los kilos proyectados. 

Impacto del aplazamiento de la poda

A la fecha, algunos de los meteorólogos más reconocidos mencionan que la temperatura del mar en las regiones 1 y 2 registra una disminución progresiva, por efecto del anticiclón del sur y los vientos alisios del norte, lo que implica recategorizar El Niño como fenómeno leve. Asimismo, coinciden en que, a partir de mayo, las temperaturas descenderán hasta llegar, incluso, a niveles propios del fenómeno La Niña. 

Lo cierto es que, a mediados de marzo del 2023, La Libertad registró una temperatura de 31 °C, y esta situación se ha vuelto a repetir a mediados de febrero de este año. En ese sentido, será interesante monitorear el comportamiento de las temperaturas durante las siguientes dos a tres semanas, pues lo que vivimos hoy equivale al punto más alto del 2023, es decir, un Niño costero extraordinario.

Desempeño de la variedad Ventura

En la actualidad, ya vivimos un verano muy caluroso, con una alta probabilidad de que el próximo invierno sea más frío de lo habitual. En el caso de la variedad Ventura, esta condición podría favorecer a quienes podan más tarde de lo habitual (después de diciembre), ya que les permitiría generar la estructura vegetativa suficiente para soportar la carga de fruta esperada y que la condición de frío que se registrará en mayo, influenciada sobre todo por las temperaturas mínimas de 17 °C a menos, promueva la inducción floral. 

En el 2023, se acuñó el término “tropicalización” a lo sucedido con la variedad Ventura, ya que generó mucha estructura vegetativa, retrasó el inicio de floración y hubo una menor generación de órganos reproductivos, debido a las altas temperaturas durante la fase vegetativa y reproductiva.

Por último, hemos aprendido que, de repetirse la misma condición del 2023, existen medidas que podemos aplicar en el campo para reducir la tropicalización de la planta, como la altura de poda, la fertilización nitrogenada inicial, los despuntes, la fertilización potásica adelantada, la aplicación de fitorreguladores citoquinínicos y el estrés hídrico.

Es indudable que este 2024 también será un año retador y quienes ya aplican lo aprendido tras las adversidades del 2023 estarán un paso adelante en la ruta hacia la obtención de una cosecha de alta calidad y con el máximo potencial productivo. ¿Qué acciones has tomado para potenciar tus cultivos? Cuéntanos tu experiencia.

*José Luis Gómez Plasencia es docente de los programas del sector Agronegocios de ESAN.

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