
El 26 de abril de 1986 dos explosiones ocurridas en la central nuclear Vladimir Chernobyl de la entonces Unión Soviética fundieron 1,000 toneladas de concreto del reactor 4 y liberaron productos de fisión hacia la atmósfera. En el accidente murieron 30 personas, pero se contaminó un área de 400 millas alrededor de la planta de Ucrania, con el significativo incremento en los riesgos de muerte por cáncer en Escandinavia y en los países del Este de Europa.
"El accidente de Chernobyl puso en tela de juicio la confianza de la comunidad internacional en relación con la energía nuclear", dice el especialista Carlos Aníbal Rodríguez en su trabajo "Los convenios de la OIT sobre seguridad y salud en el trabajo: una oportunidad para mejorar las condiciones y el medio ambiente de trabajo", publicado por la OIT.
En aquel entonces, la Agencia Internacional de Energía Atómica (IAEA, por sus siglas en inglés) empleó el término "una pobre cultura de la seguridad" para identificar al factor que contribuyó al trágico desenlace de Chernobyl. Desde entonces se empieza a emplear y difundir el concepto de cultura de la seguridad.
Carlos Aníbal Rodríguez refiere que la principal conclusión del accidente planteada por la Internacional Nuclear Safety Advisory Group señala "la suma importancia de poner una autoridad completa y responsabilidad por la seguridad en los máximos niveles de gerencia que actúan en las plantas. Las normas de procedimiento, apropiadamente revisadas y aprobadas deben ser suplementadas por la creación y mantenimiento de una 'cultura de la seguridad nuclear".
Igualmente, citando a la US Nuclear Regulatory Comision (NRC) pero respecto a la investigación de otro accidente nuclear ocurrido en Three Mile Island, indica en sus conclusiones que se identificó que las principales deficiencias en el reactor no se referían a problemas del hardware sino a problemas de gerenciamiento.
El experto afirma que el concepto de cultura de la seguridad nace vinculado con los accidentes, especialmente los ocurridos en centrales nucleares y en la aviación. Sin embargo, agrega que a medida que se continuó desarrollando el concepto, también comenzó a comprender las enfermedades debidas a las malas condiciones de trabajo.
"Por lo tanto, una primera observación apunta que no solamente el término sino el concepto y sus alcances están en permanente evolución. En todo caso, siempre que se haga referencia a cualquiera de las denominaciones, estaremos refiriéndonos a la prevención de accidentes y enfermedades del trabajo", expresa Rodríguez.
Agrega que el hecho de que en los grandes accidentes se hayan localizado fracasos en los sistemas de gestión de la seguridad ha sugerido que éstos siempre son falibles, pese a todos los esfuerzos que se hagan en pos de su perfección. "Esta problemática ha determinado una rápida atención a la idea de una cultura de la seguridad", dice.
El punto de partida clave es que cualquier sistema funcionará mejor en organizaciones que posean una cultura de la seguridad y, simultáneamente, se sostiene que cuando se carece de ella es muy probable que los sistemas implementados tengan fallos.
FUENTE CONSULTADA:
Documento de trabajo "Los convenios de la OIT sobre seguridad y salud en el trabajo: una oportunidad para mejorar las condiciones y el medio ambiente de trabajo", publicado por la OIT.
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