Cuando a finales de 2012 el Estado peruano creó el concurso StartUp Perú para ofrecer fondos no reembolsables a las nacientes startups peruanas, se empezó a desarrollar un ecosistema que ha venido creciendo consistentemente durante estos casi 10 años. En esta década, múltiples startups pudieron acceder a esos recursos y pasar a las siguientes etapas de crecimiento gracias a que también se comenzaron a desarrollar.

Empresas que iniciaron su vida «levantando» S/ 50.000 por parte del Estado, ahora recaudan millones de dólares de inversionistas institucionales extranjeros. El ecosistema ha crecido, pero aún queda un amplio camino por recorrer; todavía no se encuentra tan avanzado como el de nuestro eterno referente, Chile, pero ya se ha desarrollado lo suficiente como para permitir que startups peruanas, como por ejemplo Crehana, hayan crecido hasta tener alcance internacional (el objetivo de toda startup).

Rol del estado en el financiamiento de startups

Diez años después del nacimiento del ecosistema de startups en el Perú, se aprecia un crecimiento considerable. Ahora nuestro país cuenta con startups que pueden salir a «levantar» capitales de inversionistas internacionales por montos que se encuentran en los millones de dólares.

Esto se ha logrado gracias a que las mejores startups pudieron crecer arropadas por los fondos que el Estado proporcionó en su etapa inicial; fondos como los proporcionados por el concurso StartUp Perú, que permiten a una firma nueva acceder a capital que luego no tendrá que devolver. Se trata de dinero muy valioso.

Entonces, el rol del Estado en el desarrollo de este sistema ha sido fundamental, pues intervino en la etapa en la que –además de familiares y amigos nadie está dispuesto a invertir. Después de todo, al principio una startup no es más que una idea interesante, una posibilidad de empresa que depende de la fe que alguien tenga en ella. «El rol del Estado ha sido crítico para catalizar el ecosistema e impulsar su desarrollo, tanto a nivel de promover las incubadoras y aceleradoras como también facilitar el financiamiento a nivel de capital semilla; además, facilita la iniciativa que apunta a fortalecer el ecosistema de fondos de capital de riesgo», sostiene Luis Felipe Oliva, profesor del Diploma en Financiamiento de Startups de ESAN.

Desarrollo de las startups durante la pandemia

Si se toma en cuenta que la pandemia ocasionó el cierre temporal del concurso StartUp Perú, se tiene un escenario en el que las grandes startups captaron cada vez más inversiones, pero las de menor tamaño tuvieron problemas para acceder a ellas. Los dos años de pandemia han sido buenos para ciertos sectores y tamaños de empresas emergentes, no para todas.

«Tenemos que entender que la pandemia aceleró una tendencia preexistente: por el lado del consumo, las personas estaban cambiando su forma de comprar, lo cual tenía implicancias en el e-commerce; por eso vimos emprendimientos de startups focalizadas en brindar soluciones y plataformas, unir de una manera ágil y adecuada empresas y clientes», remarca Luis Felipe Oliva.

Quiénes financian los emprendimientos

Una característica del financiamiento en nuestro país es que ha sido mayoritariamente extranjero. «Lo que ha ocurrido en el Perú es algo interesante. Quienes han sido los mayores inversionistas han sido extranjeros, tanto a nivel de fondos de capital de riesgo como de inversionistas ángeles. Lo que ocurre es que los inversionistas locales están “al debe”. Son ellos los que se tienen que sumar al financiamiento de las startups», señala Oliva.

Esta afirmación es corroborada por las cifras del mencionado reporte de la Apecap. De acuerdo con este informe, de los US $114 millones de inversión por fondos de inversión, el 99% fue de fuente internacional. Algo similar ocurre con las inversiones provenientes de inversionistas ángeles (donde el 64% fue de fuente internacional) y con las inversiones corporativas (100%) y de aceleradoras (98%), que fueron mayormente internacionales.

Lea el informe completo aquí.

Fuente: Revista Business