Sandor Lukacs de Pereny, docente del MBA y de los programas de Sostenibilidad de ESAN, analizó en La Industria el concepto de sostenibilidad relacionado a la evolución exponencial tecnológica actual.
Durante mucho tiempo, el avance tecnológico ha sido considerado un obstáculo para la sostenibilidad. Sin embargo, los avances recientes se han enfocado en crear un futuro más sostenible para nuestro planeta. En ese sentido, aquellos que trabajan en tecnología e innovación saben que la sostenibilidad es más que un buen tener; es un requisito urgente en 2024. Y, a medida que los grandes retos sociales globales como el hambre, los conflictos y la degradación ambiental aumentan, urge adoptar este paradigma de gestión estratégica. En el presente artículo abordamos este y otros temas relacionados.
Mientras la innovación tecnológica ha estado ocurriendo a una tasa y escala sin precedentes, manifestada en la aparición de productos que son novedosos, rentables y pueden ser útiles hasta cierto punto, históricamente, esta ha sido impulsada por objetivos comerciales. En otras palabras, la dimensión económica primaba por sobre los desafíos sociales del planeta. En este contexto, la degradación ambiental disminuye ciertamente la capacidad del planeta para sostener el desarrollo económico actual y patrones de consumo lineales. En consecuencia, el desarrollo económico sostenible y la protección ambiental no pueden estar en conflicto; ambos son necesarios para el mejor bienestar humano y calidad debida. Sin duda, esto implica que la innovación tecnológica no puede ignorar la sostenibilidad, pero una vez más, la innovación por sí sola resulta estéril, insuficiente.
Los gobiernos e instituciones públicas han trabajado para promover estos esfuerzos de innovación sostenible positivos. Por otro lado, este impulso para combinar la innovación con la sostenibilidad es, en parte, impulsado por el escrutinio de una sociedad cada vez más preocupada por la emergencia climática tan presente en medios y redes sociales. Claramente, el miedo, la desinformación y la urgencia resultan una fórmula compleja de abordar. Al respecto, el “Pacto Verde Europeo”, con sus argumentos pro y en contra, se enfoca en la sostenibilidad y la tecnología, algo conocido como la famosa “transición gemela”. Dicho paradigma apunta a combinar la revolución digital con la transformación verde del continente.
La innovación digital permite optimizar nuestro uso de energía, consumir menos recursos y, por fin, desechar menos. Asimismo, contribuye en reemplazar nuestras fuentes de energía e incluso a prevenir partículas contaminantes nocivas. Aquí también la Unión Europea (UE) está discutiendo vigorosamente la conexión entre la sostenibilidad y la innovación tecnológica con miras a garantizar que ninguna de ellas obstaculice a la otra.
[...]
Cada año, la Oficina Europea de Patentes (EPO) otorga el llamado “Premio Europeo al Inventor”. Este organismo rector otorga patentes a nuevas invenciones que combinan precisamente tecnología y sostenibilidad. Así, se reconoció a una serie de expertos que dedicaron sus habilidades y talentos a desarrollar innovaciones tecnológicas sostenibles que benefician tanto a la humanidad como al planeta. Por ejemplo, los inventores franceses Patricia de Rango, Daniel Fruchart, Albin Chaise, Michel Jehan y Nataliya Skryabina ganaron la categoría de “Investigación” por desarrollar una tecnología capaz de comprimir, almacenar y transportar hidrógeno en forma de disco sólido. Un gran avance en cuanto a la búsqueda de diversificación de matriz energética se refiere.
La búsqueda de energía verde, renovable y abundante es una de las principales preocupaciones de la humanidad. En ese sentido, la UE y la ONU ponen énfasis en estos temas críticos. Pero, pese a que el hidrógeno posee un gran potencial, su almacenamiento y distribución presentan problemas tanto en lo logístico como en términos de seguridad. Por ello, innovar soluciones de almacenamiento de hidrógeno a escala industrial representaría un enorme paso para avanzar hacia un futuro energético diversificado y que considerará las ventajas comparativas en materia de generación.
Resulta incuestionable que en la última década ha habido una ola de innovación tecnológica materializada en diversas tecnologías verdes y renovables. Citamos el caso del Internet de las cosas (IoT), el hidrógeno verde y los vehículos eléctricos. Sin embargo, su aparición no ha sido a escalas que puedan garantizar un suministro constante (por intermitencia) lo que conlleva a preocupaciones en lo preocupante de alcanzar un crecimiento económico sostenible alineado con una gestión ambiental y desarrollo social responsables.
[...]
Lee la nota completa aquí.