El poder de la calle en tiempos de enfrentamiento político

El poder de la calle en tiempos de enfrentamiento político

Cristina Quiñones, profesora de Marketing del Programa de Especialización para Ejecutivos (PEE) de ESAN, reflexiona sobre el rol de la ciudadanía en el contexto de la actual crisis política peruana. Los detalles en este artículo para Gestión.

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"Tengo una empresa y me preocupa la desconfianza e incertidumbre que pueda afectar la inversión, pero más me preocupa un país inviable producto de autoridades políticas corruptas e incapaces de realizar una reforma política. Esto es lo verdaderamente inviable a mediano/largo plazo". Este fue nuestra opinión expresa en redes sociales el día de ayer luego del anuncio del presidente Vizcarra por 28 de Julio y que me motivó a escribir este post. 

Creo firmemente que no podemos ser indiferentes a lo que sucede políticamente en el país y a la delicada situación que nos toca en este escenario de enfrentamiento de poderes, pero sobretodo de crisis institucional y moral. Nos toca a la sociedad y mundo empresarial, tomar postura. Si bien creo que es legítimo pensar que estos temas deban mantenerse al margen de los negocios, hay momentos álgidos en la vida de un país (y estamos en ese momento) donde nos toca tomar posición.

Como lo dijo mi colega y amigo Aldo Altamirano, "la incertidumbre política genera desconfianza de las grandes inversiones pero un sistema político corrupto, carcome la economía silenciosamente".

No es posible pensar que tenemos una situación económica estable en un escenario político de alta incertidumbre y con actores políticos incapaces de establecer un mínimo de conexión con el sentir popular. Lo peor de todo es la creencia firme de que la población sólo tiene representatividad en cuanto vota, pero deja de tener opinión firme cuando expresa su sentir a través de reclamo ciudadano legítimo en calles reales o virtuales. El poder de las masas le dicen algunos, otros hablan de "masas bobas y poco inteligentes". 

Es cierto que es discutible ponderar el valor de la opinión de la calle y que de seguro, muchas veces el reclamo ciudadano tiene un poco de razón y mucho de emoción incontenible, pero no podemos tapar la voz, bloquearla o simplemente hacer que no existe. 

"No hay terapia sin dolor", suelo decir cada vez que alguien me pregunta por qué es importante escuchar las voces incómodas o discrepantes. En mi ejercicio profesional como psicóloga empresarial, muchas veces he tenido que enfrentar situaciones complejas donde la gerencia estaba en contra de su propio consumidor a quien tachaba de tener desconocimiento o ignorancia en ciertos temas, incluido las bondades de su producto. Puede ser, pero también es cierto que existía responsabilidad desde el lado empresarial por hacerse entender mejor, clarificar su propuesta, y por cierto, en modificar esta percepción o indiferencia de la población. 

En tal sentido, escuchar a ciudadanos "indiferentes", "desertores", "insatisfechos" y claramente hasta "haters" es importante. Es la mejor fuente de aprendizaje y por cierto, la mejor manera de avanzar hacia un entendimiento común. Algo que parece ser imposible de encontrar por estos días en el Congreso de la República. Es impresionante el muro que se ha tendido entre la calle y los muros congresales. No se escuchan ni ellos mismos.

Como lo digo en mi libro "Estrategias con Calle: Insights y Tendencias para la Transformación Cultural" (Planeta, 2019), muchos hablan del consumidor pero nunca salen de sus escritorios, ¿dónde los esperan conocer? ¿En una tabla Excel? ¡Salgan!. Esto aplica también para ciudadanos invisibles por parte de políticos encerrados en sus propios laberintos, escritorios e intereses, indiferentes al clamor ciudadano, o lo que es peor, incapaces de poner en valor la opinión de la calle. Es más, escuché a una congresista decir que si escucháramos a la gente en la calle se tendrían que reducir o eliminar impuestos y que por eso era "inviable" tomar en consideración la calle como fuente de información o decisión.

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Fuente: Gestión