El teletrabajo vino para quedarse

El teletrabajo vino para quedarse

Oswaldo Morales, profesor de la Maestría en Organización y Dirección de Personas de ESAN, habla sobre el teletrabajo aplicado por el estado de emergencia por muchas empresas y de cómo este formato podría quedarse aún después del Covid-19. Así lo explica en el siguiente artículo para La República.

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Hoy en día millones de personas en el mundo se encuentran haciendo teletrabajo, algunos ya lo venían realizando como parte de sus actividades laborales, pero la gran mayoría se vieron obligadas por las circunstancias y la necesidad de seguir laborando, ante la incertidumbre de la duración y periodicidad de las medidas de aislamiento social decretadas en los países para mitigar los efectos del Covid-19.

Esta crisis global como bien explica Yuval Noah Harari en su reciente artículo publicado en Financial Times, ha generado que los gobiernos, empresas y personas tengan que tomar decisiones inmediatas que antes hubiesen demandado muchos años de discusión. Una de esas decisiones importantes fue que los empleados realicen teletrabajo. Es importante resaltar que no todos pueden hacer teletrabajo, sino sólo las personas que por la naturaleza de sus actividades se adaptan a la modalidad a distancia.

Muy pocas empresas estaban preparadas, la decisión de adoptar el teletrabajo se tomó cuando ya la autoridad política decretaba la primera cuarentena obligatoria. En el Perú antes de esta crisis hubo tibios intentos de algunas empresas de empezar a probar el teletrabajo como una opción viable, pero todavía como un plan piloto y con un alcance muy limitado. Sólo algunas organizaciones como determinadas consultoras internacionales ya venían practicando esta modalidad a cabalidad, impulsadas entre otras cosas por la casa matriz y las características de su negocio.

Cuando las decisiones se toman de forma obligada por las circunstancias surgen muchas dudas de parte de los involucrados. ¿Será igual de productivo el empleado trabajando desde casa y sin supervisión presencial?, ¿la empresa reconocerá mi trabajo a distancia y me seguirá pagando mi sueldo o me propondrá pagarme menos? Estos cambios no son procesos sencillos e implican una adaptación cultural de toda la organización. Estas adaptaciones culturales normalmente toman tiempo, pero una crisis de la magnitud como la que vivimos acelera los procesos. En otras palabras, no hay otra opción, o me adapto o salgo del mercado.

Lee el artículo completo aquí.

Fuente: La República