
En ocasiones, sobre todo cuando la transacción involucra importantes sumas de dinero, la due diligence se realiza con la asistencia de un tercero especializado, que revisa las declaraciones de cada participante en la compra-venta. Así se fija el valor real de la transferencia a efectuar, de modo que el comprador tenga claro cuál es la situación económica y financiera del negocio que adquirirá.
El proceso suele comenzar cuando el comprador y el vendedor llegan a un acuerdo, suscribiéndose una carta de intención en la que ambas partes trazan las pautas de la futura operación. En dicho documento se precisa el compromiso de realizar la auditoría legal, se fijan los plazos y se provee, obligatoriamente, la información requerida para su ejecución.
Derivados de la operación principal, establecen la situación de determinadas áreas claves del negocio. Son los siguientes:
Legal: Comprueba la situación legal de la sociedad en materia corporativa, contractual, patrimonial, administrativa, de propiedad industrial e intelectual, entre otras.
Laboral: Analiza de la adecuación de la empresa a la legislación laboral vigente. Además, supervisa la formalidad, la seguridad social, los sistemas de retribución, los convenios colectivos, y los planes de seguros y pensiones.
Financiera: Mide las oportunidades y riesgos financieros desde la viabilidad de la empresa. También revisa la generación de flujos de caja, el endeudamiento, la inversión, el financiamiento y los vencimientos.
Fiscal: Evalúa la capacidad de la empresa para cumplir obligaciones tributarias, fraccionamientos, planes financieros, contingencias fiscales y observaciones de la administración tributaria.
Medioambiental: Prevé los potenciales riesgos ambientales y estudia las decisiones planteadas para afrontarlos.
Comercial: Involucra el análisis de la competencia y el conocimiento de la dinámica comercial del sector. Además, se mide el tamaño del mercado para determinar qué posicionamiento y participación tiene la compañía del mismo.
De sistemas de información: Verifica la tecnología empleada por la empresa, la adecuación de los sistemas de información al negocio y su compatibilidad para la fusión de plataformas.
Como vemos, se trata de un proceso complejo que involucra a varias áreas. Su fin es concretar una transferencia que satisfaga a ambas partes en lo económico, y que contribuya a la continuidad del negocio.
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Jhonnatan Horna, profesor del área de Operaciones y Tecnologías de la Información de ESAN, precisó en Gestión que la adopción de la IA no es un desafío tecnológico, sino de gestión del cambio. El docente sostuvo que, para evitar que estas herramientas terminen abandonadas, los líderes deben priorizar la utilidad real sobre la novedad y crear un entorno seguro donde el equipo pueda experimentar sin miedo al error.
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