Los cambios en el panorama internacional de los últimos años han conllevado el surgimiento de nuevos riesgos para las empresas del mundo. En el caso de las micro- y pequeñas empresas (mypes) que surgen en este contexto, la situación es más complicada no sólo porque cuentan con recursos más limitados, sino también porque suelen ver la gestión de riesgos como una tarea costosa, laboriosa e, incluso, innecesaria.

Este pensamiento puede sumir a las mypes en escenarios muy difíciles que podrían haber prevenido si se hubieran preocupado a tiempo en desarrollar sus capacidades para identificar y mitigar riesgos. Si consideras que éste es el caso de tu propia empresa, te recomendamos prestar atención a las siguientes recomendaciones.

Conflictos familiares

Para empezar, es importante tomar conciencia de que muchas mypes son familiares y, por lo tanto, tienden a traspasar costumbres, hábitos y patrones de una generación a otra. Esta situación provoca conflictos familiares que pueden conllevar a que se tomen malas decisiones para el negocio, falta de claridad en las estructuras y funciones, y un uso inadecuado de la caja chica para necesidades personales, entre otras consecuencias.

Estas situaciones constituyen el primer tipo de riesgos al que las mypes deben prestarle atención. Sin embargo, dado que estos negocios no suelen tener tanto tiempo ni recursos suficientes para gestionarlos, optan por evadirlos y hacer de cuenta que no existen. A largo plazo, estos problemas pueden escalar hasta provocar pérdidas cuantiosas de patrimonio familiar, fracturas en las relaciones interpersonales e, incluso, el cierre de la empresa.

Pautas para una gestión exitosa

Dado el presupuesto limitado que pueden tener muchas mypes, no siempre se cuenta con los recursos idóneos para mitigar riesgos. Sin embargo, existen cinco pautas que estas empresas puedan seguir para lograr buenos resultados.

1. Comunicación constante. Es importante que la gerencia trasmita de manera constante al resto de colaboradores su preocupación por gestionar los riesgos que podrían afectar la sostenibilidad del negocio. Este diálogo puede permitir que surjan propuestas, ideas y candidatos que asuman roles claves en este proceso.

2. Asignación de roles. Hay que evaluar el perfil profesional de cada empleado y asignar a los más preparados y entusiastas puestos clave para la gestión de riesgos. La gerencia debe ser flexible durante este proceso, ya que un trabajador comprometido no siempre tendrá disponibilidad para asumir el nuevo cargo.

3. Implementación de procesos. Es necesario establecer procesos formales para gestionar posibles riesgos y las tareas periódicas que deberán realizarse para cumplir este objetivo. Si no hay suficiente presupuesto para pedir orientación a un especialista, siempre es posible revisar prácticas exitosas en empresas con un perfil similar.

4. Monitoreo de la gestión. La gerencia debe revisar con frecuencia todos los procesos establecidos para la gestión de riesgos para determinar si los resultados obtenidos son satisfactorios o es necesario realizar algún ajuste.

5. Uso de tecnología. Si bien una mype no tiene tanto presupuesto para implementar herramientas digitales, sí puede emplear algunas aplicaciones muy útiles y accesibles como hojas de cálculo, procesadores de texto y apps móviles. La creatividad es fundamental en este proceso.

En un mundo cada vez más acelerado y volátil, la gestión de riesgos es una labor imprescindible para empresas de todo tamaño y sector productivo.

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Fuentes bibliográficas:

• Chapelle, A. (2023). Las empresas más pequeñas deben adoptar la gestión de riesgos. Infobae.

• Qelbe. (2023). ¿Por qué son tan poco visibles los riesgos que afrontan las MYPES familiares? LinkedIn.