Hacia una organización ágil

Hacia una organización ágil

Peter Yamakawa, decano de ESAN Graduate School of Business, habla sobre el perfil que una organización debe tomar para adaptarse con facilidad a las nuevas tendencias y cambios que el mercado exija. Así lo explica en este artículo del diario Gestión.

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Una organización ágil, como indica su nombre, es aquella capaz de responder rápidamente a las necesidades y cambios del mercado reconfigurando su estrategia, estructura, procesos y tecnología, siempre buscando oportunidades de valor. Al mismo tiempo, este tipo de organizaciones protege su ADN, que involucra la cultura, los valores y su capital humano, principalmente.

La ventaja de ser una organización ágil es que puede adaptarse más rápidamente que las organizaciones tradicionales. Al mismo tiempo, su naturaleza orgánica facilita la innovación, tanto en productos como en servicios, siempre centrados y focalizados en el cliente. En este proceso, los colaboradores desempeñan una función clave, pues participan activamente en las mejoras que puedan efectuarse. Esto a su vez contribuye a un mejor clima laboral que se traduce en una mayor productividad gracias a la motivación de las personas, retención del talento y atracción de buenos profesionales.

Transformarse en una organización ágil no es fácil. Uno de los factores críticos radica en el compromiso de la alta dirección. Parece obvio, pero es fundamental. Para que una organización sea dinámica necesita el compromiso de todos sus miembros, pues todos son potenciales agentes de cambio. En esta línea, es crucial que la alta dirección se preocupe por tener políticas que faciliten el cambio y las relaciones de carácter más horizontal, dejando de lado las jerarquías y el centralismo de las decisiones.

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Fuente: Gestión