Inclusión y educación financiera: retos pendientes

Inclusión y educación financiera: retos pendientes

Luis Chávez-Bedoya, profesor del MBA y de la Maestría en Finanzas de ESAN, explicó para la Revista Stakeholders el estado de la inclusión financiera en el país y cuáles son los retos que se tienen para que más peruanos estén presentes en el sistema financiero.

Compartir en: FACEBOOK LINKEDIN TWITTER WHATSAPP

La inclusión financiera (IF) se define como la disponibilidad e igualdad de oportunidades para acceder a servicios financieros apropiados, a precios competitivos y cuando sean necesarios. Consecuentemente, la IF es importante para la inclusión social, así como para reducir la desigualdad y la pobreza, pues hace posible que las personas puedan utilizar servicios que, correctamente utilizados, incrementan su bienestar.

El Perú presenta estadísticas contradictorias respecto a IF. En América Latina solo superamos a México en porcentaje de adultos con cuenta en el sistema financiero (esto antes de introducir la cuenta DNI), pero según SBS (2019) somos segundos detrás de Uruguay en número de cajeros automáticos por cada 100 000 habitantes. Además, The Economist, a través del ranking de entorno propicio para la inclusión financiera 2019, nos coloca segundos a nivel de los países en vías de desarrollo. Es decir, contamos con un sistema financiero sano y estable, una cantidad promedio adecuada de puntos de atención y un sistema razonable de protección al consumidor, sin embargo, estamos rezagados en estadísticas de IF.

Es importante mencionar que la IF tiene un pilar fundamental en la educación financiera, pero el impacto positivo de esta última es mayor en jóvenes que en adultos pues genera una serie de cambios actitudinales en el primer grupo (Frisancho, 2018). Dichos cambios están relacionados, por ejemplo, con el autocontrol y la mejora de hábitos de consumo. Consecuentemente, es beneficioso exponer a nuestros jóvenes a la educación financiera desde temprana edad y eso es precisamente el esfuerzo que hacen algunas instituciones públicas y privadas a través de diversos tipos de programas e iniciativas.

Una educación financiera exitosa haría que las personas puedan utilizar correctamente, y en su beneficio, los productos y servicios financieros, de seguros y pensiones disponibles. Esto generaría una mayor cultura de ahorro y prevención en el Perú, y además ayudaría a emprendedores jóvenes a administrar mejor tanto sus finanzas personales como empresariales. Mientras más oportunidades existan de transmitir correctamente a los jóvenes información sobre finanzas personales y servicios financieros, tendremos ciudadanos mejor informados, más incluidos, y con mayor capacidad de hacer valer sus derechos como partícipes del sistema financiero.

Otro punto importante es que la educación financiera no debe estar separada del aprendizaje de teoría económica básica. El estudiante, aparte de adquirir conocimientos básicos de tasas de interés, productos financieros y de conocer la importancia del ahorro y la inversión, debería poder distinguir qué políticas económicas son dañinas y por lo tanto no votar (en el futuro) por políticos ofreciendo tales propuestas. Esto es fundamental pues la aplicación de esas políticas, por ejemplo controles de tasas de interés o precios, solo harían reducir sus posibilidades de inclusión financiera.


Lea el artículo completo aquí
Fuente: Revista Stakeholders