
Los trabajadores más motivados registran mayores niveles de desempeño, están más satisfechos y disfrutan más de su labor. Si analizamos por qué una persona trabaja o aporta a su organización, encontramos una multitud de factores, desde ganar dinero hasta aspiraciones como la autorrealización personal.
En la motivación intervienen aspectos diversos como los conscientes, inconscientes, cognitivos, emocionales, entre otros de carácter objetivo y subjetivo.
La mayor competitividad y globalización hace que las empresas se esfuercen por ser cada vez mejores. Es por ello que emplean diversos medios que les permitan cumplir con sus objetivos. Precisamente, la motivación del personal constituye un factor de especial importancia para el logro de los objetivos empresariales, que resulta clave para imprimir fuerza y direccionalidad al comportamiento humano.
Existen motivaciones positivas y negativas. La motivación positiva se refiere al deseo de superación de cada persona o grupo de personas, lo que los lleva a realizar sus labores guiados por un espíritu positivo. La motivación negativa es la obligación que hace que las personas o grupos de personas cumplan los objetivos trazados mediante castigos, amenazas, coerción, etc.
Algunos autores dividen la motivación positiva en intrínseca y extrínseca. La motivación intrínseca se caracteriza porque el empleado actúa motivado por conseguir mediante el trabajo sus fines, aspiraciones y metas personales. La actividad es realizada en virtud del placer experimentado ya que mediante ella permite se desarrollan la exploración, el conocimiento y la creatividad.
La motivación extrínseca se refiere a factores externos como las ventajas que se puede obtener de la actividad realizada. De este modo, el trabajo constituye un medio para llegar a un fin y no un fin en sí mismo.
Un debate siempre presente en la gestión de personas es si las recompensas externas tienen un efecto negativo sobre la motivación intrínseca.
Hay quienes recomiendan en determinadas circunstancias no entregar recompensas externas pues estas disminuirían el efecto de la motivación intrínseca generada por la naturaleza del propio trabajo.
Otros proponen aplicar el incentivo externo, pero si este es percibido como una forma de control, disminuirá la motivación intrínseca. En tanto, si es percibido como información sobre la competencia, aumentará este tipo de motivación.
Dado que los trabajadores no pueden ser objeto de control como las máquinas o herramientas, corresponde a quienes estén a cargo de la gestión de personas preocuparse por asegurar el aporte de los esfuerzos individuales. Una forma de lograrlo es hacer de la motivación un aspecto fundamental.
FUENTE CONSULTADA:
Artículo "La motivación y la gestión de la dirección", de Yalilis Castillero Amador, publicado por el portal Gestiópolis.
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