Minería y agricultura: una alianza sostenida y sustentable

Minería y agricultura: una alianza sostenida y sustentable

Fidel Kishimoto, profesor del Diploma Internacional en Gestión de Empresas Mineras de ESAN, reflexionó en la Revista Stakeholders sobre la dicotomía minería - agricultura y señaló que ambas actividades pueden desarrollarse en paralelo de manera sostenible y sustentable en el Perú.

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La cadena de valor de la actividad minera se inicia en las fases de búsqueda, extracción y transformación de recursos minerales a productos metálicos, que son insumos esenciales para una enorme variedad de industrias de fabricación de bienes. Nuestro país se ha posicionado como uno de los principales actores mundiales en el sector minero, debido al aprovechamiento de sus ventajas comparativas: costos competitivos de energía, mano de obra y otros.

Sin embargo, lo que hoy es una ventaja en nuestro sector puede convertirse en una amenaza, si no le damos una lectura correcta en línea con las necesidades sociales actuales, según indican Michael Porter y Mark Kramer en La creación de valor compartido. Como toda actividad económica, la minería es susceptible de generar impacto sobre el ambiente donde se desarrolla, el tipo de operación, la tecnología usada y el entorno de sus actividades. Por lo tanto, está sujeta a la aceptación de las comunidades locales, condición que no está exenta de conflictividad social.

Relaciones comunitarias

En la actualidad, existen en el Perú 189 conflictos sociales, de los cuales, el 64.1 % corresponden al sector minero. En cuanto a las razones de los conflictos sociales, encontramos que el 80.2 % se relacionan con diferencias de índole socioambiental. Esta data nos muestra una oportunidad para reflexionar y reinventarnos.

La actividad minera ha introducido la tecnología como pilar fundamental para el desarrollo de operaciones sustentables y sostenibles con el medioambiente. El mayor porcentaje de nuestras comunidades campesinas basan sus actividades económicas en la agricultura y la ganadería. Por ello, el mínimo impacto en su entorno despierta un sentimiento de invasión y afectación.

¿Cuál es la razón de ese sentimiento? ¿Y si integramos nuestras actividades con un propósito mayor? Nuestro sector está convencido de que una alianza productiva entre la minería y el agro generan cadenas de valor económicas y sociales. Así, nos beneficiamos mediante el incremento de la productividad, la innovación y la competitividad.

Por otro lado, la pandemia nos ha enseñado que la unión es el único camino para superar las crisis. Si logramos consolidar esta propuesta en el corto plazo, podremos incorporar a los productores agropecuarios a una cadena de valor más amplia: se acortará la brecha entre el mercado y el productor, accederán a nuevas tecnologías y establecerán relaciones comerciales de largo plazo.

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Fuente: Revista Stakeholders