
El crecimiento sostenido de más de veinte años en el sector agricultura parece tambalearse hoy ante la derogatoria de la Ley que Aprueba las Normas de Promoción del Sector Agrario. ¿Qué acciones impulsarían su desarrollo en los próximos años?
Hace más de veinte años, un visionario estudio de Monitor, consultora perteneciente a Michael Porter ―el padre de la teoría de la competitividad de las naciones―, presentó al Perú sus conclusiones sobre cuáles serían los motores de su desarrollo económico. El reporte señaló a la manufactura de las confecciones, el turismo y la agricultura en la costa como los sectores productivos llamados a sacar adelante al Perú.
Más de veinte años después, Monitor ha demostrado tener mucha razón en sus proyecciones. Hoy, la agricultura es un motor de desarrollo del país que genera y atrae inversión y un encadenamiento de diversas empresas proveedoras. Los fundos agrícolas constituyen grandes fuentes de empleo y prosperidad, ahí donde se ubican.
Al 2022, somos el décimo primer proveedor global de alimentos de la agricultura: líder mundial en la exportación de uvas, paltas, arándanos, mangos, cafés, jengibre, quinua, espárragos. Sin duda, pronto llegarán nuevas estrellas exportadoras, provenientes de la sierra y la selva, como nuestras hierbas medicinales y los frutos exóticos.
La agricultura es la segunda fuente generadora de ingresos de dólares al país y es fomentada en todas las regiones. Asimismo, otros sectores como la minería buscan incorporarla como parte de su legado para las poblaciones que viven en la zona de influencia donde se ubican los yacimientos mineros. ¿Qué motivó el monumental despegue de este sector?
En primer lugar, es necesario asumir que nada se podía hacer con la reforma agraria. Solo quedaba cambiar de chip, innovar para seguir adelante, forjar en fuego una voluntad política del más alto nivel de apostar por este sector como motor estratégico de la economía y una disposición unánime del sector privado para acompañar e implementar las recomendaciones del reporte de Monitor.
Seguro que existen otros motivos más, pero los ya comentados permitieron a visionarios funcionarios públicos de la época poner en vigencia la Ley que Aprueba las Normas de Promoción del Sector Agrario, en el 2000. Este hito normativo marcó un rotundo aporte directo a la vena de la productividad y competitividad, al promover la creación de modelos rentables de empresas agrícolas.
En el 2002, se produjo otro hito para el sector. Los funcionarios públicos del más alto nivel, junto con la representación parlamentaria y gremial de la época, impulsaron la creación del Ministerio de Comercio Exterior y Turismo (Mincetur), sector que cambió para siempre la política comercial del país, al integrar al Perú con el resto del mundo.
A partir de ahí, se realizó un trabajo conjunto e incansable de apoyo al fortalecimiento profesional y reputacional del Servicio Nacional de Sanidad Agraria del Perú (Senasa) y acercamiento del Instituto Nacional de Innovación Agraria (INIA) a la búsqueda de nuevas estrellas exportadoras. Las entidades del sector agricultura se enfocaron en implementar obras de irrigación de magnitud macrorregional. Nació Sierra y Selva Exportadora (SSE) y se inició una vertiginosa carrera por lograr una potente inversión en puertos y aeropuertos, así como una agenda de facilitación del comercio.
En paralelo, las empresas ganaron músculo y experiencia internacional, los gremios empresariales pasaron a trabajar de manera estrecha con el sector público en realizar recomendaciones e implementaciones de políticas públicas de largo plazo, además de desarrollar servicios especializados para sus asociados, y el sector académico sumó carreras universitarias y técnicas para acompañar con el mejor capital humano a la competitividad exportadora del agro en el tiempo.
En 22 años, pasamos de recibir algo más de USD 500 millones en agroexportación a cerca de USD 10 000 millones. ¡Una cifra sin precedentes! Sin embargo, los mayores logros obtenidos radicaron en la capacidad de generar empleos dignos y descentralizados, y posicionar al Perú en la vitrina mundial de la alimentación.
La nueva integración comercial al mundo se inició con el Tratado de Libre Comercio (TLC) con Estados Unidos y, luego, con más de 57 países en el mundo que, juntos, representan el 80 % del producto bruto interno (PBI) del planeta y el 40 % del PBI de la población mundial. También se desplegó una potente promoción comercial internacional, llevada adelante por Promperú y coordinada con nuestra Cancillería.
Junto con las empresas del sector, aprendimos de otros países líderes a innovar en la promoción de la exportación de alimentos. Es importante reconocer a Estados Unidos, Alemania, Suiza, Italia, Francia, España, Japón y China por ser países que motivaron una innovadora participación en las ferias, misiones comerciales, ruedas de negocios y la Casa Perú, a la par que nos ayudaron a desarrollar el comercio sostenible de nuestra biodiversidad.
Trabajamos por crear la Expoalimentaria, organizada por Asociación de Exportadores (ADEX) y relanzamos el Salón del Café y el Cacao. Luego nació la Expoamazónica y la Expo Perú Los Andes, entre otras plataformas feriales de alcance nacional e internacional.
En 2013, Perú marca un hito en las ferias globales de alimentos, al ser seleccionado país invitado de honor en Fruit Logistica, la feria más grande del mundo para el comercio de frutas y hortalizas. Nuestro país marcó “un antes y un después” en esta feria, por la manera en que supo aprovecharla.
Más adelante, en el 2017 y en esa misma feria, Perú lanzó la marca Superfoods Perú. Claudio Pizarro se sumó en calidad de embajador de esta increíble marca. El Bombardero de los Andes, en su mejor momento y muy querido en Alemania y gran parte de Europa, ayudó a una explosión de interés por los alimentos del Perú.
La COVID-19 causó lamentables pérdidas a muchos agroexportadores, al afectar el comercio de nuestros alimentos en el mundo. No obstante, también ganamos resiliencia y un paciente trabajo de promoción permitió que emergieran las exportaciones de jengibre y camu camu, a la vez que se impulsó la exploración de nuestras hierbas funcionales.
Fue en este punto que, sin previo aviso, fuimos sorprendidos por la derogatoria de la Ley que Aprueba las Normas de Promoción del Sector Agrario, que puso en duda la sostenibilidad de las agroexportaciones. En ese sentido, cabe recordar que los peruanos de todos los colores políticos una vez se pusieron de acuerdo para conectar al Perú con el mundo. Es hora que el agro y su ecosistema se conviertan en una política de Estado.
En estos más de veinte años, el esfuerzo de los empresarios y trabajadores peruanos es para quitarse el sombrero y rendirles un merecido homenaje por vestir de verde al arenal y permitir soñar a muchos peruanos con la oportunidad de exportar sus productos al mundo. Países como Ecuador, Colombia, Bolivia y los de Centroamérica, por citar algunos, invitan a nuestras empresas a invertir. Ello ocurre gracias a un marco de estabilidad política, jurídica, económica y social que motivó semejante despegue en poco tiempo.
Hoy necesitamos un liderazgo que concrete un nuevo consenso amplio, de largo plazo y con respaldado de todos, desde el primer funcionario público de la república hasta el emprendedor de la región más remota. El Perú es la despensa alimentaria del mundo, y hay un espacio para:
Convertir al agro y el agua en política de Estado.
Fortalecer la institucionalidad y gobernanza del sector, al ocuparse de lo inmediato y pensar a largo plazo. Un buen ejemplo es el Plan Estratégico Nacional Exportador (PENX) y sus planes regionales de exportación.
Acelerar la apertura de mercados con acceso real y profundizar las relaciones comerciales existentes.
Posicionar al sector en la Alianza del Pacífico y replicar su innovador modelo al Acuerdo Global y Progresivo para la Asociación Transpacífico (CPTPP, por sus siglas en inglés).
Consolidar al Senasa y transformarlo en un equivalente a la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA, por sus siglas en inglés) de Estados Unidos. Esta entidad lo ha hecho bien y, si somos líderes en agroexportación a nivel mundial, Senasa debería ser premiada evolucionando al siguiente nivel.
Corregir los defectos de la Ley que Aprueba las Normas de Promoción del Sector Agrario y lograr un binomio de inversión y creación de valor compartido que genere una ruta de prosperidad para las familias agrarias.
Urge una agenda de proyectos públicos privados de innovación, energía, conectividad y del agua, con un enfoque macrorregional a implementar en los próximos diez años.
Construir una cruzada con la academia para implementar un modelo de educación dual con propósito (padres e hijos del agro) y reunir todos los esfuerzos de responsabilidad social de las empresas en una certificación social que sea un claro ejemplo de liderazgo mundial peruano en la implementación de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de las Naciones Unidas.
Trabajar en el agro es una bendición y ser sus primeros defensores, por si alguien quiere afectarla, debe ser una obligación. En ese sentido, es necesario integrarlo con la educación para instalar este gen en el ADN de los peruanos. Así como la minería descubre el valor de la agricultura para su legado, ¿por qué no pensar en un póker del agro integrado por minería, turismo, gastronomía y salud?
Es necesario que el extraordinario legado cultural del Perú a la humanidad se incluya de manera definitiva en la propuesta de valor de nuestra oferta exportable. Somos una de las seis civilizaciones más antiguas del planeta y cada una de las culturas que vieron la luz en nuestro territorio durante los últimos 5000 años representan una mágica experiencia que, no lo dudemos, cautivarán a más consumidores alrededor del mundo. ¿Qué otras acciones serían necesarias? Déjanos tu opinión.
Es necesario que el extraordinario legado cultural del Perú a la humanidad se incluya de manera definitiva en la propuesta de valor de nuestra oferta exportable.
MBA con especialización en Mercadotecnia, Universidad del Pacífico. Ingeniero Industrial, UNMSM. Administrador de Negocios Internacionales, ADEX. Se ha desempeñado como Presidente Ejecutivo de PROMPERÚ y Sherpa – Coordinador del Capítulo Peruano del Consejo Empresarial de la Alianza del Pacífico. Ha sido Director de Promoción de las Exportaciones de PROMPERÚ, Director Nacional de Desarrollo de Comercio Exterior y Director de Facilitación de Comercio Exterior del MINCETUR. Negociador del Tratado de Libre Comercio Perú – Estados Unidos y Perú – Chile. Ex Gerente General de CONUDFI. Actualmente es miembro del Consejo Consultivo del International Trade Centre (ITC de Naciones Unidas / OMC) y Gerente de Asuntos Corporativos & Descentralización en Corporación Educativa USIL.
Los fenómenos climatológicos se intensifican año tras año. Si el Perú quiere mitigar su impacto en las agroexportaciones, debe impulsar el trabajo coordinado entre los sectores público y privado para desarrollar planes de prevención y concientizar a la población.