"Que las mujeres no sacrifiquen sus sueños"

"Que las mujeres no sacrifiquen sus sueños"

Gladys Pineda, graduada de la Maestría en Finanzas de ESAN y contralora general en Swissotel Lima y Quito, cuenta cómo logró sobreponerse a la inequidad laboral de género para crecer y posicionarse con éxito en su actual cargo. Los detalles en esta entrevista para Perú21.

Compartir en: FACEBOOK LINKEDIN TWITTER WHATSAPP

En un hotel no se descansa. Se trabaja los 365 días del año y las 24 horas del día. Ella tiene que estar alerta ante cualquier incidencia. Es contralora regional en Lima y Quito.

Su hija tiene 23 años, el mismo tiempo que Gladys Pineda lleva trabajando en el Swissôtel. Llegó como contadora, entre 200 postulantes y fue seleccionada. Hoy es líder en un entorno laboral donde el 80 % son hombres. "Considero que en mi trabajo sí hay oportunidades de igualdad de género, porque las condiciones que tengo se han dado con base en todo lo que he podido aportar", subraya.

Gladys soñaba con llegar a la NASA. Quería ser astronauta. Corría el año 1984 y en su memoria guardaba la escena en que el hombre llegó a la Luna. Hoy, 35 años después, no comanda una nave espacial, pero maneja el equipo de una transnacional. Llego al hotel, ascendemos al piso 11 y me dice que los límites se los pone uno.

¿Cómo ha sido el proceso de trabajar 23 años y llegar al lugar que ocupa hoy en un camino poblado por hombres?

Yo venía con una niña de cuatro meses. Postulé y me advirtieron que se habían presentado 200 personas. Pero eso me dio más ánimo a seguir, me gustan los retos. Pero venía de una experiencia un poco incómoda.

Hay compañías que al verte la condición de mamá, ya no te dan las facilidades del caso. En un trabajo anterior, cuando anuncié que iba a ser mamá, me dijeron "creo que vamos a tener problemas", "ya no es lo mismo, porque tendrá el tiempo más ocupado". Yo dirigía un grupo económico que manejaba ocho compañías. La cosa era dura y yo sabía que, organizándome bien, no habría problema, pero la gerencia no pensaba lo mismo. Estuve cinco años ahí y fue un duro golpe salir.

¿Diría que hay una necesidad de reivindicar a la mujer históricamente?

He leído que la mujer tiene una participación del 30% versus el 70% del hombre; entonces, es importante darle la oportunidad a la mujer. Es necesario que las mujeres tengan las mismas oportunidades que los hombres.

¿Qué le dice a Diana, su hija?

Ella estudia Medicina y le digo que luche por sus sueños. Siempre le digo que ponga lo mejor de sí a lo que le gusta y que, si algún día se pone una meta y no la logra, que no le quede el sinsabor de que no lo dio todo por lograrlo.

¿Qué tanto dio usted para llegar adonde está? ¿Qué tuvo que sacrificar?

No te digo que sacrifiqué la familia, pero sí considero que se presentaron las oportunidades de poder demostrar que, si necesitaban algo, yo lo podía hacer a la velocidad que sea necesaria. Creo que las mujeres somos bastante perfeccionistas en los tiempos, pero a la vez cuidamos la excelencia. No estoy en contra de los varones, pero las mujeres cuidamos la premura y la excelencia. A veces, los varones se toman su tiempo. La creatividad y la diferenciación son muy importantes. Una de las fortalezas de mi crecimiento es dar las soluciones oportunas. Además, no me pongo parámetros. Y he tenido la suerte de que mis equipos de trabajo son mixtos.

Siendo jefa, ¿diría que tiene que hacer un esfuerzo mayor para convencer a un varón de una directiva suya?

Algo así. El machismo es muy predominante, pero el conocimiento es lo que prima. Prácticamente soy como una profesora.

¿Qué virtudes tiene un líder?

Debe ser transparente; ofrecer algo y cumplirlo; a tu equipo tienes que mantenerlo enganchado contigo, con el conocimiento, la innovación; dejarlos ser, que ellos también tomen sus decisiones, y si se equivocan, defenderlos y apoyarlos.

¿Y qué virtudes debe tener una madre?

A veces manejo a mis hijos como si estuviera en la empresa (risas). Yo soy muy exigente, sin ser controladora. Tengo firmeza ante las decisiones. No me doblego. Hay que tener disciplina, respetar los horarios. Si tengo un comité ejecutivo a las 8, a las 7:50 ya estoy esperando la reunión. Eso lo he llevado a mis hijos: cumplimiento y responsabilidad. Y creo que no me he equivocado. A mi hijo, que sigue Ingeniería Industrial, le digo que lo veo como gerente general. Aunque él una vez me preguntó por qué yo no era gerente, pero es que yo adoro los números, me gusta hacer informes, presentaciones, proyecciones. En mi trabajo me divierto.

¿Cómo ha sido esa pasión con los números?

Ese es mi fuerte (risas). Antes de postular a la universidad, me gustó el rol del contador porque también ve la parte de leyes. Y pensé en seguir ese camino de las leyes, pero no, los números me quitan el sueño. Antes el rol del contador era ver solo el estado financiero, pero con el pasar de los años, logras tener conocimiento de la economía y la administración. Para hacer proyecciones tienes que saber todo: economía, política, macroeconomía, porque nos lanzamos en proyectos que implican millones; hacer horizontes, por ejemplo, a 2026. Por cierto, el crecimiento va de la mano del apoyo familiar.

¿Podremos afirmar que su esposo no ha sido una traba en sus sueños, como a veces pasa con muchas mujeres?

Mi esposo me ha acompañado en todo y considero que él no es machista. Y eso me gusta, porque mi hija también tiene esa visión, de que ella también podrá desarrollarse y no debe haber nadie que se lo impida. Se puede ser madre y profesional a la vez. Que las mujeres no sacrifiquen sus sueños.

Lee la entrevista completa aquí.

Fuente: Perú21