¿Somos sostenibles?

¿Somos sostenibles?

La sostenibilidad es un concepto que resuena cada vez más en el mundo empresarial. Mario Vildosola, docente de la carrera de Administración y Marketing de ESAN University, abordó este tema en Stakeholders, destacando su importancia en la preservación de recursos y la reputación empresarial. Además, proporcionó ejemplos de prácticas sostenibles tanto en Perú como en el extranjero.

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En los contenidos de temas académicos acerca de Gestión empresarial o similares, existe un concepto denominado sostenibilidad; raro o novedoso para algunos, pero, de gran importancia para los que nos apasionan las buenas prácticas empresariales. ¿Qué significa el concepto?: el buscar satisfacer las necesidades del presente sin comprometer la capacidad de las futuras generaciones. Se enfoca en equilibrar a los actores: crecimiento económico, la protección del medio ambiente y el bienestar social. Quizá muy teórico para algunos, es cierto, pero en la realidad, de alta labor o consecuencia práctica. Descubramos el porqué de su importancia. 

El primero, para tratar de reducir el impacto negativo geográficamente hablando como la contaminación y el cambio climático, que bien sabemos nos agobia cada día más: el segundo, lograr empresas de todo tamaño y categoría sostenibles que puedan reducir costos y aumentar su eficiencia, y tercero, mejorar las condiciones de la calidad de vida, y quizá, lo más importante tratar de lograr la equidad social. ¿Por qué no? 

La sostenibilidad se ha convertido en un factor clave para la reputación de las marcas. Los consumidores actuales deberíamos ser cada vez más conscientes del impacto ambiental y social en nuestras decisiones de compra. ¿Esto es un cambio?; con toda seguridad. Una marca que adopta prácticas sostenibles puede fortalecer su imagen, ganar la lealtad del cliente y lograr diferenciarse en un mercado cada vez más competitivo. 

Sin embargo, determinados empresarios entrevistados aducen las “altas” inversiones que se requiere para lograr la sostenibilidad, por ejemplo, las de capacitación y educación, el uso de las denominadas tecnologías limpias, y el desarrollo de cadenas de suministro sostenibles, eficiencia energética y tecnologías de reciclaje, entre otras. 

En el contenido de las mallas académicas de globalización o similares ya se hace necesario conocer el estado de las prácticas sostenibles en países vecinos, caso de Chile, donde la energía solar y eólica, convierten a nuestro vecino en un líder regional en energías renovables; en el caso de Brasil, que tiene uno de los programas de energía renovable más avanzados del mundo, con una gran dependencia de la energía hidroeléctrica. La lista sigue en casos como México, Costa Rica, y Colombia. 

Nuestro país está avanzando en varias áreas de sostenibilidad, con importantes esfuerzos en la conservación de la biodiversidad, el desarrollo de energías renovables y la promoción de prácticas agrícolas sostenibles. Pongo un ejemplo, el Grupo AJE ha demostrado un compromiso significativo con la sostenibilidad a través de diversas iniciativas enfocadas en la gestión de residuos, eficiencia energética, uso del agua y responsabilidad social. AJE se posiciona como una empresa que está tomando medidas activas para reducir su impacto ambiental y contribuir positivamente a las comunidades donde operan. ¿Quienes seguirán? 

Sin embargo, nuestro país enfrenta desafíos significativos, especialmente en términos de deforestación, impactos de la minería y vulnerabilidad al cambio climático. ¿Tenemos avances? Por supuesto, ya que somos un país rico en biodiversidad y una economía en crecimiento, lo que presenta tanto oportunidades como desafíos en términos de sostenibilidad. 

Un mensaje a los académicos: en cualquier tribuna donde nos encontremos, seamos propagadores de las bondades de la sostenibilidad a pesar de los retos y desafíos a los que nos enfrentamos, ¿Dónde están estos retos?; en deforestación con la tala ilegal, en mi nería con sus conflictos sociales, la vulnerabilidad del cambio climático, la deficiente gestión de residuos, y otros más, etc. 

Nosotros los académicos tenemos la palabra. 

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