Transformación empresarial en medio de la pandemia

Transformación empresarial en medio de la pandemia

En entrevista a la Revista Stakeholders, Ernesto Cuadros, profesor de la Maestría en Finanzas y Derecho Corporativo de ESAN, analizó el impacto de la pandemia en la actividad empresarial en el Perú. En esta línea, señaló que durante la pandemia algunas empresas en el país reestructuraron sus tamaños, otras cambiaron sus modelos comerciales, y solo un grupo muy pequeño ha entendido la necesidad de transformar por completo su modelo de negocio.

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¿Cuál sería el balance que usted haría sobre las medidas de respuesta que han tenido que tomar las empresas peruanas para enfrentar la pandemia de la COVID-19 durante todo este año?

Las dividiría en tres niveles: financiero, seguridad y estrategia. En las de nivel financiero, existieron medidas de corto plazo por parte del Gobierno que permitieron enfrentar el choque de oferta y demanda exitosamente, fundamentalmente con relación a la mediana y a la gran empresa. Creo que las medidas no fluyeron de manera oportuna a la pequeña y microempresa, y por ende hemos perdido una base importante de negocios en ese nivel. Adicionalmente, se mantuvo más o menos estable la cadena de pago en el primer sector, mientras que en el de las pequeñas y micros la situación ha sido muy devastadora.

A nivel de seguridad, las empresas mejoraron sus protocolos de control. Sin embargo, la falta de conocimiento inicial de la enfermedad produjo innecesarios sobrecostos o costos de contagio muy importantes. En resumen, sí creemos que las empresas han entendido mejor el rol que le toca en sus temas de sistemas operativos y en el de mantener activa y sana su fuerza laboral. Ojalá sea sostenible en el mediano plazo.

A nivel de estrategia, sí encontramos muchas diferencias. Algunas compañías han encontrado que la cuarta Revolución Industrial llego al Perú de una manera violenta a cambiar los modelos de negocio y a introducir transformación digital en sus procesos core como una variable estratégica de modificar su ventaja competitiva. Por su parte, otras empresas solo lo han mirado como un evento pasajero. Creo que la mayor discusión y problemática en el futuro va a ser cómo enfrentar esta variable de transformación en un entorno de baja demanda y problemas fiscales.

A su juicio, ¿cuáles son las principales iniciativas que las empresas peruanas activaron dentro sus respectivas organizaciones para seguir operando durante la emergencia nacional?

Principalmente financieras y de sobrevivencia de corto plazo. Algunas reestructuraron sus tamaños, otras cambiaron sus modelos comerciales y solo un grupo muy pequeño ha entendido la necesidad de transformar por completo sus modelos de negocio.

Lo relevante es que se ha introducido a la discusión empresarial la variable de sostenibilidad que era manejada de una manera muy débil en los directorios y gerencias de las empresas. El shock de la pandemia introdujo en la discusión de estos la necesidad de planeación multivariable en entornos VUCA (término en inglés para definir un entorno que presenta volatilidad, incertidumbre, complejidad y ambigüedad), lo cual era ya una discusión académica hace algunos años.

¿Se puede hablar de una reinvención de muchas empresas para poder mantenerse en esta inesperada crisis?

Solo en algunos casos. Es demasiado pronto para pensar y observar que las empresas hayan construido desde la base estratégica nuevamente sus negocios. Yo creo que estamos en un tiempo de transición: los que sostengan los cambios, inviertan en tecnología y en I+D (investigación y desarrollo), serán los jugadores del futuro que podrán competir en un nuevo entorno más difícil.

¿Cómo cree que se está dando el proceso de transformación digital en el sector empresarial que se aceleró a raíz de esta pandemia?

De una manera gradual y diferenciada. Se requiere no solo capital financiero sino capital humano. Tenemos un problema estructural de cultura empresarial que va ser muy difícil de cambiar en el corto plazo. Las empresas que no lo entiendan así tendrán dificultades pronto.

¿Cómo catalogaría las iniciativas de ayuda social y voluntariado que han implementado las empresas a lo largo de este año?

Muy ligeras y poco sostenibles. La responsabilidad social no es ir a un asentamiento humano a dar alimentos. Se necesita un plan estructurado, sostenible y coordinado con los Gobiernos locales y regionales para que realmente se vea una participación activa de las empresas en los programas de apoyo. Ahora, hay como siempre honrosas excepciones.

A partir de las enseñanzas dejadas por la crisis de la COVID-19, ¿de qué manera las empresas peruanas deben reafirmar su compromiso con una agenda sostenible para el país?

Creo que es importante redefinir el marco de Sostenibilidad del país. Y eso parte desde la misma concepción pública del Rol del Estado y la empresa en la economía y en la sociedad. Sin ese marco, es muy difícil que esfuerzos no coordinados tengan una fuente de apoyo en la población. La crisis de la COVID-19 es una señal más de que la relación entre la sociedad y la naturaleza no son estables ni homogéneas, por lo que se debe replantear la discusión.

En este sentido Europa muestra avances muy importantes, en regulación de combustibles fósiles, por ejemplo. Nuestra matriz productiva no es sostenible en el largo plazo si solo nos especializamos en el modelo internacional como productores de materia prima y alimentos. Debemos dar un paso adicional.

Frente a la incertidumbre que ha generado esta pandemia, ¿cómo debe ser diseñada la estrategia de sostenibilidad y responsabilidad social de las empresas para el próximo año?

Yo diría que tiene que ser fortalecida y profundamente estudiada. Los análisis de riesgo y de entorno vuelven a ser fundamentales. La RSE es una variable fundamental para la sostenibilidad del modelo económico que debemos mantener. La maximización de las utilidades por sí sola, no basta en la moderna teoría financiera para que las empresas creen valor, es fundamental el aspecto de sostenibilidad y RSE.


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Fuente: Revista Stakeholders