Uno es su trabajo, no su Curriculum Vitae

Uno es su trabajo, no su Curriculum Vitae

En su experiencia, Cristina Quiñones Dávila, profesora del curso Consumer Insight & Innovation del PEE de ESAN, ha podido notar cómo el valor del talento queda separado de las etiquetas, las universidades y los lugares de procedencia. En este artículo publicado en Gestión, nos habla sobre los jóvenes emprendedores que surgen desde distintas partes del país.

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En mi experiencia como emprendedora he podido notar el valor del talento, con independencia de las etiquetas y la verdad, cada vez más creo en el talento de universidades nacionales, de provincias, de profesiones y carreras distintas, de estudiantes de educación adulta, de emprendedores que trabajan/estudian, de los que tienen maestría de la vida y sobretodo del talento joven con la suficiente actitud para hacerse notar (con humildad y compromiso) a pesar de no tenerla fácil.

Creo firmemente que uno no es su curriculum, sino su trabajo como Seth Godin lo planteó. Eso lo reforcé ayer al visitar la Universidad Nacional de Ingeniería en el Congreso de Estudiantes #CONEGP que aglutinó a jóvenes de diferentes instituciones públicas del país (Tacna, Cuzco, Huancayo, Piura, etc). Noté muchas almas inquietas, curiosas y con ganas de emprender, que es lo mismo que veo en mi equipo de trabajo de la consultora con jóvenes de la Universidad Nacional del Callao, la UNI y de diferentes partes del país. Empiezo a sentir que esta nueva generación tiene el talento y la actitud necesaria para destacar aunque muchos adultos o empresarios no lo vean así. Creo que a veces confundimos la "natural rebeldía" del joven (que es una etiqueta con la que les gusta presentarse) con su verdadera esencia. Muchas veces nos quedamos con la etiqueta (o el uniforme) y no vemos lo que oculta detrás.

Hace unos meses atrás, mi equipo y yo teníamos un encargo de revelar los insights y potencial estrategia de marketing para un instituto técnico profesional y nos pusimos manos a la obra para conversar con muchos jóvenes en tres ciudades del país. Durante estas jornadas de diálogo intenso e inmersión en su vida descubríamos que mucho de lo que abiertamente mis compañeros y yo pensábamos inicialmente por estigma o estereotipos se diluía. Como muchos peruanos habíamos configurado una imagen del estudiante de formación técnica debilitada y ciertamente distinta al estudiante profesional universitario. Me equivoqué. Mejor dicho, me caí de bruces. Pude notar jóvenes brillantes con sus manos (que es una cualidad inherente a la condición de técnico) pero también con ideas, decisiones y proyectos desafiantes que inclusive retaban al universitario promedio.

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Fuente: Gestión