Muchos clientes son saturados con una gran cantidad de correos electrónicos de empresas que les brindaron un producto o un servicio. Los envíos no guardan una lógica, porque se hacen de forma masiva y con escasa personalización, lo cual genera incomodidad en el cliente y conduce a la desafiliación del servicio de correos o el bloqueo del emisor. Según cifras del BBVA Continental, el open rate del envío de correos es apenas de 15 % a 25 % en promedio, un indicador de rendimiento bastante bajo para un cliente bancarizado y digital.
Cuando una persona contrata un producto financiero, forma parte de un grupo selecto de clientes potenciales que podrían aplicar a un amplio portafolio de productos bancarios. Ello conlleva a que otras áreas se interesen por este perfil y empiecen a enviarle comunicaciones por correo para que pueda contratar otra solución financiera del banco. Así, múltiples áreas y/o productos empiezan a llenar la bandeja de correos del cliente, en una competencia de quién le vende primero, sin pensar en las consecuencias.
Primero, debemos tener claro cuál es el customer journey que nuestro cliente sigue tras contratar un producto o servicio con nuestra empresa. Involucra todas las acciones, comunicaciones y contactos con el consumidor para tener un panorama claro y trazar la estrategia.
Finalmente, nosotros podemos darnos cuenta del grave problema que sufren los clientes, ya que lo vivimos en carne propia cada mañana que revisamos nuestros correos personales. Es hora de tomar cartas en el asunto y de diferenciarnos de las empresas que generan spam. Y tú, ¿sigues llenando la bandeja de correos del cliente? Coméntanos sobre tu experiencia como consumidor o emisor de comunicaciones.