¿Cuál es el perfil del relacionista comunitario peruano?

¿Cuál es el perfil del relacionista comunitario peruano?

Kety Jáuregui, coordinadora del Programa de Alta Especialización en Desarrollo y Gestión de Relaciones Comunitarias de ESAN, destaca que el compromiso moral, la honradez, y el cuidado con los activos de la organización, entre las cualidades que debe reunir un peruano o peruana que ejerza esta función. Los detalles en este artículo de la revista Stakeholders.

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El papel del relacionista comunitario en el Perú hace su aparición hace poco más de 30 años, pero su necesidad se hace urgente en el contexto del boom minero de mediados de los 90, incentivado por leyes del gobierno en el momento para atraer las inversiones extranjeras sobre este sector productivo. 

Podemos evidenciar que el crecimiento económico es uno de los factores determinantes en la aparición de estos especialistas con habilidades transversales en distintos campos de estudio que garantizan un adecuado manejo de la comunicación en los conflictos sociales, ya que la ausencia del estado y la falta de inversión pública en las comunidades en donde se realiza la actividad minera marcan aún más la brecha de desarrollo humano y social que existe en quiénes se benefician directa y económicamente de la minería y quiénes son impactados ambiental y socialmente por su actividad.

Kety Jaúregui, coordinadora académica de los Programas de Responsabilidad Social y Relaciones Comunitarias del Diploma Internacional Relaciones Comunitarias y Responsabilidad Social de ESAN, declaró para Stakeholders acerca del perfil profesional y personal que debe tener este tipo de especialista. Para una gestión integral, si bien quienes se desempeñan en las ciencias humanas (antropología, sociología, comunicaciones, trabajado social, educación y afines) tienen una ventaja en la interacción social e interpersonal para establecer vínculos positivos y relaciones de confianza, también se requiere profesionales con conocimientos técnicos (ingenieros agrónomos, sanitarios, economistas, forestales, civiles) para trabajar proyectos de desarrollo de acuerdo al diagnóstico de la comunidad.

Ella opina que, aparte de este componente, es vital que el relacionista tenga competencias que le permitan comunicarse con distintas culturas y de acuerdo al contexto de cada actor social: "ser ético, tener empatía, comunicación, capacidad de escucha, adaptabilidad, flexibilidad, tolerancia y negociación". Resalta el tema ético, puesto que el trabajo se realiza para reducir la pobreza y beneficiar comunidades vulnerables, y aconseja centrarse en tres principios base: "dignidad (derechos humanos), confiabilidad (cumplir la palabra), transparencia (integridad y sinceridad) y equidad (tratar a todos de forma justa)".

Lee el artículo completo aquí.

Fuente: Revista Stakeholders