
Nada es estático en este mundo. La organización crece y sus estrategias cambiarán en función a esa expansión. En consecuencia, la cultura debe reflejar esos cambios. En ese contexto, si la cultura de la organización es coherente o no con la estrategia de la empresa esta se desarrollará normalmente o encontrará cierta resistencia de parte de aquella.
Actualmente las organizaciones empresariales realizan sus actividades en un contexto global cargado de mayor dinamismo, complejidad e interrelaciones. En consecuencia, se puede entender la gestión empresarial como un proceso de permanente observación de los cambios y de adaptación a ellos.
Así, la estrategia y el entorno constituyen grandes influencias en la cultura organizacional, de tal modo que la cultura debe incorporar lo que la organización necesite para ser efectiva en su entorno. Por ejemplo: si el entorno requiere flexibilidad y capacidad de reacción, la cultura debe estimular la adaptación y el cambio.
En el libro Teoría y diseño organizacional, Richard Daft señala a partir de la revisión de diversos estudios de cultura y efectividad, que el ajuste entre estrategia, entorno y cultura está asociado con cuatro categorías de cultura basadas en dos factores: la medida en que el entorno requiere flexibilidad o estabilidad; y el grado en que el enfoque estratégico es interno y externo.
Las cuatro categorías asociadas con estas diferencias son:
FUENTE CONSULTADA:
Tesis "La cultura estratégica: factor clave del éxito empresarial", de Jaime Febles Acosta, publicada por la Universidad de La Laguna.
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Lydia Arbaiza, decana de ESAN, destacó en Gestión que la orientación a resultados es la filosofía clave para que las empresas peruanas trasciendan la coyuntura y aseguren su sostenibilidad. Arbaiza soslayó que, siguiendo el ejemplo de gigantes como Alicorp o AJE, las organizaciones deben adoptar una cultura de ejecución y medición constante.
Carlos Aguirre, profesor de los Programas del área de Finanzas de ESAN, analizó en Gestión la delicada convivencia entre el Consejo de Familia (que vela por el legado) y el Directorio (enfocado en la estrategia y meritocracia) en las empresas familiares. Para mitigar estos conflictos, priorizó la importancia vital del Protocolo Familiar: un marco normativo que actúa como árbitro para garantizar que la armonía familiar no sacrifique la competitividad del negocio.
Jhonnatan Horna, profesor del área de Operaciones y Tecnologías de la Información de ESAN, precisó en Gestión que la adopción de la IA no es un desafío tecnológico, sino de gestión del cambio. El docente sostuvo que, para evitar que estas herramientas terminen abandonadas, los líderes deben priorizar la utilidad real sobre la novedad y crear un entorno seguro donde el equipo pueda experimentar sin miedo al error.