El ritmo vertiginoso por el cual se movilizan las diversas organizaciones en el mundo, solicita constantemente contar con capital humano capaz de adaptarse a los constantes cambios y que a su vez, sean capaces de anticipar eventos sensibles al curso de la organización.
Entre las principales características que describen a este personal apto para asumir roles de decisión, se citan aquellas en torno al ámbito interpersonal y de autoconocimiento. Muchas de estas características son necesarias para la formación de competencias, tales como las que permiten trabajar con equipos multidisciplinarios, conducir una negociación exitosa, emprender y liderar proyectos, entre otros.
La formación de competencias de por sí, implica reconocer en primera instancia cuáles son nuestros puntos de apoyo y cuáles son los recursos que tenemos al alcance para desempeñarnos eficazmente en alguna situación y/o actividad. Algunos autores coinciden en que una competencia está formada por el conocimiento, las habilidades y las actitudes, entendiéndose esto como la capacidad de desempeñarse recurriendo a lo que se conoce, lo que se sabe hacer y de cómo nos situamos ante la demanda.
Fuente: Revista Visión Empresarial.