En retrospectiva, el 2023 fue un año que muchos peruanos quisieran olvidar, debido a lo amargamente decepcionante que fue. Sufrimos una crisis económica que nos llevó a una recesión, se agudizó la crisis política y aumentaron la incertidumbre financiera y la inseguridad, además de sufrir malos resultados deportivos a nivel de selecciones. No obstante, surge una luz de esperanza que nos recuerda que, al igual que Pandora en la mitología, aún tenemos el optimismo como un escape a la oscuridad.

El 2024 se presenta como un año desafiante, ya que, en el panorama económico, no se vislumbran nuevas fuentes de inversiones relevantes, sobre todo en proyectos mineros. También persiste la amenaza del fenómeno El Niño y su impacto en sectores como el agro y el turismo. Así, la recuperación se torna complicada y gran parte de la población se enfrenta a la posibilidad de perder su poder adquisitivo, quedar desempleada y carecer de servicios básicos de alta calidad. No obstante, los peruanos poseemos una capacidad de resiliencia muy particular y somos conscientes de que ninguna situación difícil dura para siempre.

Acciones prioritarias

Frente a la situación en que nos encontramos, es esencial aliviar las tensiones políticas y fomentar la cooperación entre el Ejecutivo y el Legislativo, labor complicada por la fuerte polarización que existe y el gran descontento (y desconfianza) hacia ambos poderes del Estado. Sin embargo, como ciudadanía, debemos proponer e impulsar acuerdos nacionales que prioricen la reactivación económica y la generación de puestos de trabajo. La seguridad ciudadana, el fomento del consumo privado y la creación de confianza son claves para atraer inversiones y empleo.

Si bien el primer semestre del año se presenta difícil debido a las repercusiones del fenómeno El Niño, se espera que el segundo marque un cambio significativo con la apertura del puerto de Chancay y el impulso económico que esto conllevará. Además de fomentar el comercio internacional, este proyecto promoverá la inversión y la creación de puestos de trabajo.

Políticas con enfoque integral

Para impulsar la recuperación económica en este año crítico, la gestión pública debe adoptar un enfoque integral y estratégico. La confianza de los empresarios y la atracción de inversiones dependen de la seguridad legal y la predictibilidad de las políticas. En ese sentido, deben llevarse a cabo medidas económicas que fomenten la inversión en sectores importantes como la minería y la agroindustria. La agilización de la ejecución de proyectos y la atracción de inversión extranjera dependerán de la simplificación de procesos y la reducción de la burocracia.

Otra acción importante es reforzar los programas de protección social para reducir las consecuencias en las personas más vulnerables. Para establecer una base sólida que fomente el desarrollo sostenible, es esencial garantizar el acceso a servicios básicos como la educación y la salud.

El poder de la adaptabilidad

La adaptabilidad es una habilidad esencial para estudiantes y profesionales en un contexto de cambios económicos y rápidos. Es necesario que la población busque opciones de capacitación y logre aprender el mayor número posible de herramientas digitales y labores que les permitan ser empleables, tanto en el rubro en que cada uno se desenvuelve como en otros campos de interés y en los que detecten oportunidades de trabajo.

El Gobierno también debe priorizar la mejora del sistema educativo y centrarse en la adquisición de habilidades digitales y técnicas que sean relevantes para la economía actual y futura. Además, es importante que fomente iniciativas de capacitación para los empleados, lo que facilitará la transición hacia sectores en expansión y aumentará la tasa de empleabilidad.

Como podemos apreciar, el 2024 se presenta como un año lleno de desafíos importantes para el Perú, pero también como una ocasión para revivir y cambiar. La capacidad de resiliencia, parte intrínseca de la cultura peruana, debe fomentar la recuperación económica y la superación de los obstáculos.

Para enfrentar los desafíos económicos, la sociedad civil, los empresarios y el Gobierno deben trabajar juntos. La prosperidad se construirá mediante la participación activa de la población en la demanda de transparencia y eficiencia, y la adopción de prácticas responsables de los empresarios y los distintos niveles gubernamentales. Sin unidad, será difícil lograr una recuperación a corto plazo y ello solo más incertidumbre, de cara a las elecciones del 2026. ¿Qué otras acciones consideras necesarias para mejorar la situación? Déjanos tu opinión.

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