El presupuesto fijo y el presupuesto variable o flexible son dos partes separadas pero interconectadas de un régimen contable dentro de un negocio. Mientras que el primero permanece constante, independientemente de los niveles de actividad; el segundo es creado para diferentes niveles de producción, es decir, cambia según el nivel de actividad.
Este, en sus dos modalidades, es una herramienta fundamental para controlar los recursos ya existentes y para marcar los objetivos estratégicos de la empresa en función a su plan de negocios. Por ende, realizarlo requiere de enfoque, información validada y manejo del área de producción.
Se refiere a una estimación de gastos e ingresos predeterminados que, una vez separados, no cambia con las variaciones en los niveles de actividad alcanzados. Se adapta mejor a las compañías en las que hay pocas posibilidades de fluctuaciones en las condiciones prevalecientes. Asimismo, funciona como un criterio para controlar los costos.
El presupuesto estático también ayuda a la administración de una empresa a establecer los ingresos y gastos para un periodo determinado, pero no es totalmente preciso porque es complicado determinar de manera correcta las necesidades y los futuros requisitos de la compañía. Además, opera en un solo nivel de actividad bajo una sola condición.
Consiste en la elaboración de un presupuesto posterior, de cuando se conocen los niveles de producción y ventas reales. El presupuesto flexible permite la elaboración de diferentes tipos de presupuestos en función de los diferentes niveles de actividad y está relacionado, directamente, con las variaciones en los costos.
Una de sus ventajas es dar lugar a presupuestos más exactos, dado que tendrán en cuenta el nivel de comportamiento de los factores ante los cambios en el nivel de actividad. Otro es simplificar la tarea de preparar el presupuesto para un periodo en particular.
En conclusión, el presupuesto fijo se basa especialmente en suposiciones que no son realistas. Por ese motivo, si bien es necesario, no puede ser aplicable, rotundamente, en procesos de toma de decisiones.
Por su parte, el presupuesto variable es más práctico porque contribuye a juzga el desempeño de la compañía al comparar la producción real con los objetivos presupuestados. La realización de ambos es necesaria para las compañías ya que, al planificar sus movimientos, minimizan riesgos y poseen una perspectiva más amplia para tomar decisiones comerciales.
Fuentes:
Portal de negocios de ESAN Graduate School of Business. Desde el 2010 difunde contenido de libre acceso (artículos, infografías, podcast, videos y más) elaborado por los más destacados especialistas. Encuentra contenido en más de 15 áreas y sectores como Administración, B2B, Derecho Corporativo, Finanzas, Gestión de Proyectos, Gestión de Personas, Gestión Pública, Logística, Marketing, Minería, TI y más. ¡Conéctate con los expertos de ESAN y aumenta tu conocimiento en los negocios!
El moonshot thinking es una manera de pensar qué permite a las empresas encontrar maneras efectivas de cumplir metas u objetivos que, al inicio, parecían casi imposibles. Aquí te explicamos en qué consiste y qué puedes hacer para aplicarla en tu organización.
La especialidad Selling to Customers que Derly Gálvez llevó en el campus de Berlín de la ESCP Business School le permitirá potenciar las estrategias de marketing que impulsarán las ventas y crecimiento de los productos que maneja como parte de su labor en el BBVA, además de mejorar sus capacidades de liderazgo y toma de decisiones.