El gobierno ha anunciado el retorno progresivo de la actividad económica, permitiendo el reinicio de actividades en operaciones que garanticen la aplicación de medidas para minimizar el riesgo de contagio.
Es conocido el efecto multiplicador en la economía de las inversiones en construcción y el gran impacto en el PBI que genera su incremento, así como el que constituyen un gran motor de desarrollo y un generador inmediato de puestos de trabajo. Debido a ello, se espera que el sector sea autorizado para reiniciar pronto sus operaciones.
Sin embargo, hay que tener en cuenta que la industria constructiva es una actividad que conlleva un mediano nivel de contacto social y, por ende, un riesgo de contagio. Por eso resulta indispensable que los gremios y el Estado concuerden un protocolo mínimo para que las inversiones se retomen sin afectar la salud pública.
Es seguro que estos protocolos obliguen a inversiones adicionales a las contractuales en señalización, capacitación, prevención, equipos de protección, gestión de enfermos, etc. así como a replantear los turnos de trabajo, rediseñar actividades con alta concentración de personal obrero, secuenciar trabajos que se ejecutaban en paralelo, etc. Esto generará costos adicionales y reducirá la productividad, elevando posiblemente los presupuestos e impactando el cronogramas de obra. Ante dicho escenario, las Entidades Públicas, Órganos de Control y Empresas Privadas deberían ser conscientes del impacto y de la necesidad de llegar a rápidos consensos para garantizar el término de las obras.
Se puede alegar que regular en corto tiempo y a detalle un sector complejo puede acarrear ciertos riesgos, pero es importante contar con un referente oficial que garantice altos estándares de protección para que tanto clientes como contratistas públicos y privados renegocien nuevas condiciones contractuales. En ese sentido, la regulación podría ser por tipo de proyecto y utilizando referencias internacionales recientes.
Existen varias dificultades que superar en esta etapa, desde el desarrollo de los Protocolos -considerando que aún hay desconocimiento de todos los medios de contagio y de las barreras de protección- y de mercado, pues habrá muchas empresas con necesidad de abastecerse de equipos de protección individual en una época de escasez mundial. Además, se necesita implementar y certificar las medidas protocolares, lo que hace prever que tomará varias semanas garantizar su cumplimiento.
A manera enunciativa, se brinda una propuesta de puntos que podrían incluirse en un protocolo general:
Horarios
Campamentos y transporte
Ingreso/salida:
Limpieza y desinfección
Distancia social
Herramientas y equipos
Comedores
Danos tu opinión: ¿crees que el sector podrá implementar satisfactoriamente estas medidas para reactivarse?
Ingeniero Civil de la Pontificia Universidad Católica del Perú y Magister con Mención en Finanzas de la Universidad ESAN. Es consultor internacional en Alianzas Público-Privadas (APPs) y miembro titular designado de la Comisión Arbitral de la concesión Autopista Escuintla-Puerto Quetzal (Guatemala). Como Gerente de Negocios del Banco de Desarrollo del Perú-COFIDE, lidera los departamentos de Financiamiento de Infraestructura, Intermediación, Negocios Fiduciarios y Estructuración. Es profesor de Gestión y Estructuración de APPs en ESAN Graduate School of Business. Ha sido docente de Gestión de Proyectos Inmobiliarios en la Escuela de Posgrado de la Universidad Nacional de Ingeniería y de Estructuración de APPsy Obras por Impuestos en la Escuela de la Contraloría General. Es miembro de la International Society of Public Private Partnerships Sciences.
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