Durante mucho tiempo se ha confundido a la responsabilidad social empresarial (RSE) con realizar aportes económicos a una causa, trabajar en relaciones públicas para dar una buena imagen, tomar acciones concretas para proteger a la empresa de riesgos o solucionar conflictos con comunidades.

En realidad, es una forma de gestión que implica un comportamiento transparente y moral con los grupos de interés con el fin de lograr un bienestar económico, social y ambiental. Es un ejercicio planificado, organizado, monitoreado y permanente, con indicadores que permitan medir y evaluar impactos a largo plazo.

En el Perú, la RSE aún se encuentra en proceso de incorporación. Si bien ya se escucha más en el ámbito empresarial, su práctica solo se extiende a las grandes y medianas empresas, pero no a gran parte del empresariado peruano. La mayoría de quienes la incluyen en sus prácticas organizacionales la aplican con los enfoques equivocados. Sin embargo, hay un avance, -aunque lento- expresado en el interés de crear programas de especialización para profesionales de este campo.

En otros países se identifica a la RSE con un enfoque alineado a las estrategias de la empresa, que se traduce en una accionar planificado y con herramientas y metodología de sistematización y de medidas de impactos, que involucra a toda la cadena de valor. Además, existe la preocupación de actuar según el acuerdo con los principios éticos como sustento de todo lo que se hace, a fin de actuar con coherencia.

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Fuente: Gestión