En el 2019, el Gobierno emitió la Ley 30884 para regular el plástico de un solo uso y los recipientes o envases descartables. A finales de ese año, el consumo de este material se había reducido en un 30 %, según cifras del Ministerio del Ambiente (Minam). Sin embargo, en marzo del 2020, con la pandemia por la COVID-19, el plástico de un solo uso empezó a utilizarse con mayor frecuencia en bolsas, empaques, equipos médicos y otros productos necesarios para reducir la incidencia del virus en la población.  

Frente a esta situación, un grupo de profesionales de diversas especialidades unieron esfuerzos para crear un emprendimiento que promete reducir el consumo de plástico de un solo uso en el país. Se llama TSAA Látex y su objetivo es producir un polímero compostable, basado en recursos extraídos de la papa y la yuca, para reemplazar al polímero derivado del petróleo con el que se genera el plástico de un solo uso, y que sirve para producir bolsas, botellas, vasos descartables, etc.  

Panorama actual

El equipo de trabajo de TSAA Látex está conformado por 5 profesionales: Catherine García Perez, ingeniería civil, Alvaro Dávila Urquía, antropólogo, Julio Adriazola Gutiérrez, ingeniero de sistemas, Ketty Cadillo García, comunicadora y Hitler Sebastián Pascal, técnico en electricidad.

Catherine García, líder del proyecto, menciona que el nivel de consumo de plástico de un solo uso en el Perú aumentó entre cuatro y cinco veces más durante la pandemia en comparación al periodo previo. Sin embargo, la normativa que regula su uso sigue vigente, por lo que considera necesario que el país migre pronto al uso de plásticos biodegradables o compostables para reducir el impacto negativo al medioambiente. 

Añade que el Perú, en la actualidad, emplea un polímero derivado del petróleo que suele provenir de Estados Unidos y otros países. Este proceso de importación aumenta no solo el coste de producción de plástico para las empresas locales, sino que también alarga el tiempo que deben esperar para obtener el insumo. Por esa razón, el polímero producido por TSAA Látex será orgánico, ya que empleará el almidón extraído de la yuca y la papa, tubérculos que provendrán de cultivos localizados en la sierra y selva de Cusco. 

El trabajo con los agricultores será clave

En la actualidad, más del 60 % de la producción de papa y yuca del país no se vende, porque los precios son demasiado bajos. Además, los compradores suelen descartar una buena cantidad de los productos que no pasan sus estándares de calidad y solo pagan por los que sí se llevan. TSAA Látex busca adquirir estos productos para que no se pierdan y ya ha conversado con las asociaciones para obtener un precio estándar durante todo el año. 

Cuando la papa y la yuca se procesan, solo se emplea el 20 % para extraer el polímero y fabricar el plástico. El resto de los tubérculos queda en el bagazo y el agua sucia que se generan durante el proceso. La empresa también busca aprovechar ambos materiales para generar biogás y compost, que los agricultores podrán usar para mejorar sus cultivos, no solo de los mismos tubérculos, sino también de frutas como la piña o el cacao. 

El proceso que sigue TSAA Látex consiste en extraer el almidón de los tubérculos y luego obtener el polímero mediante el uso de algunos aditivos. Posteriormente, se envía a las empresas de la Asociación de Productores de Plástico interesadas en trabajar con envases compostables y de producción local, ya que les resultará más rentable a largo plazo. "Nos encontramos en el proceso para obtener un producto mínimo viable, ya que ellos están empezando a producir envases con nuestro polímero", comenta Catherine. 

Mentoría internacional

El aporte de ESAN, a través de su incubadora Innova ESAN y las asesorías de sus mentores, fue crucial para que se concretara la producción del polímero. Catherine recuerda que, para los cinco integrantes del equipo de trabajo, cuyas edades superan los 45 años, aprender el proceso de desarrollo de su emprendimiento fue complicado, porque era como empezar a estudiar desde cero. Hoy participan en 12 mentorías y algunos mentores, incluso, han compartido la idea en sus países, ya que también sufren de escasez de este insumo para elaborar productos de plástico compostable.  

Este mercado potencial los animó a proyectar que su máximo a producir, inicialmente estimado en 210 toneladas mensuales, podría ampliarse mucho más a largo plazo. Sin embargo, todavía tienen pendiente cerrar algunas etapas importantes, como el proceso de conformación legal de la empresa, que aún no ha sido posible porque requiere que todos los integrantes se reúnan en un mismo lugar, pero la pandemia aún los mantiene en distintos lugares del país.

Pese a ello, la distancia no ha sido un impedimento para establecer algunas alianzas con empresas como Ecotech, que importa máquinas de China para elaborar productos de plástico. También trabajarán de la mano con Pamolsa, compañía especializada en producir empaques ecológicos y que mantiene su interés en contar con el polímero compostable como nuevo insumo. Asimismo, se encuentran en coordinación con un instituto español que les ayudará con la emisión del certificado internacional necesario para atraer a más inversionistas en las futuras etapas del proyecto.