El indicador Ebitda ya no podrá aplicarse a partir del 2027 para elaborar el estado de resultado de las empresas. Por ello, cabe preguntarse si cada analista financiero lo calculará por su cuenta para definir el flujo de caja que debe traerse a valor presente.
El beneficio antes de intereses, impuestos, depreciaciones y amortizaciones (Ebitda, por sus siglas en inglés) es una métrica usada como medida de rentabilidad, flujo de caja, capacidad de pago, valoraciones de empresas, etc. Así lo plantearon Christopher Brockman y Judson Russell en su artículo EBITDA: Use it...or lose it?, publicado en el 2012.
En este artículo, solo analizaremos el aspecto financiero y, de manera general, un resumen de las disertaciones en el aula con los maestrandos en Finanzas. Sin embargo, cabe precisar que, para nosotros, es una métrica y no debe de usarse como medidor de la capacidad de pago o la caja generada por una empresa.
La valorización de empresas, mediante la aplicación del Ebitda, tiene diferentes objetivos. Permite proyectar la caja que generará una empresa en un determinado horizonte o el dividendo que podría pagar, a partir de sus actividades u operaciones. Asimismo, facilita el pago de los gastos de capital (Capex, por su contracción en inglés) y, de acuerdo con la política de dividendos correspondiente, traerá a valor presente los dividendos estimados para compensar al accionista.
Según mi experiencia, la mayoría de los analistas financieros inician sus cálculos con la proyección del Ebitda, obtenido a partir del estado de resultados por función hasta el 2026. Luego, ajustan este indicador con la suma o resta de la variación del capital de trabajo para determinar el flujo de caja libre (FCF, por sus siglas en inglés). En algunos casos, también descuentan las inversiones en activos fijos (Capex) y/u las obligaciones financieras. Estas proyecciones son la base para tomar decisiones estratégicas relacionadas con las diversas necesidades financieras.
Bajo el entendimiento de que el uso del Ebitda parte del estado de resultados proyectado, la mayoría de los analistas financieros suelen trasladar sus estados financieros a dólares para minimizar efectos de pérdida del poder adquisitivo de la moneda peruana. Es importante proyectar no solo el estado de los resultados, sino también el estado de la situación financiera (incluido el estado comparativo), los datos de depreciación y amortización, el efecto de los financiamientos, etc.
Para estos efectos de traslación, no deben dividirse los activos, los pasivos y el patrimonio entre el tipo de cambio de cierre del ejercicio. Este procedimiento no es técnico, sino que debe realizarse bajo los lineamientos del FASB 52. Bajo ese estándar, los activos y pasivos monetarios se trasladan al tipo de cambio del cierre del ejercicio, mientras que los no monetarios se trasladan al tipo de cambio histórico que corresponde a su transacción original.
Por ejemplo, en el caso del activo fijo, se traslada a moneda extranjera el tipo de cambio que le dio origen. Asimismo, se deprecia el porcentaje de depreciación establecido mediante la multiplicación por el importe depreciable que le dio origen. Ese valor se envía al costo de producción o gastos operativos.
Este procedimiento permite elaborar estados financieros basados en moneda extranjera, con los que pueden realizarse proyecciones. Según el enfoque elegido, la empresa puede partir de estados financieros ya trasladados y proyectar de forma directa en dólares, o bien proyectar en soles y luego realizar el traslado, año por año, según su experiencia profesional.
Los estados de situación financiera y resultados se proyectan para determinar el Ebitda del horizonte requerido. Nuestra experiencia nos indica que, antes del Ebitda, debería usarse el flujo de caja libre (free cash flow). Este indicador resulta de ajustar el Ebitda con el aumento o la disminución del capital de trabajo con signo inverso, para eliminar las distorsiones de ventas y costos o gastos de los que se ha diferido la cobranza y/o el pago. No obstante, también se recomienda proyectar el estado de flujos de efectivo para, en lugar de utilizar el Ebitda o el free cash flow, emplear la actividad de operación del estado de flujos de efectivo.
En presencia de una política formal de dividendos, los flujos a distribuir pueden determinarse de manera directa desde la utilidad neta proyectada, según dicha política de dividendos.
A partir del 2027, deberá aplicarse un nuevo formato para elaborar el estado de resultados. Este formato, similar al estado de flujos de efectivo, permitirá identificar las actividades de operación, financiamiento e inversión. En ese sentido, cabe preguntarse de dónde obtendrán el Ebitda los analistas financieros o si tendrán que recalcularlo.
Nuestra posición es la que mantenemos en las clases de la Maestría en Finanzas: siempre debió proyectarse la actividad de operación del estado de flujos de efectivo. No es tan complicado, ya que, desde el estado de situación financiera inicial, se controlan las principales transacciones (compras y ventas, cobranzas y pagos, producción, Capex, etc.), se elaboran las cuentas T y se obtienen los estados financieros al año siguiente. Este proceso se prolonga hasta el año final del horizonte de proyección.
El párrafo 7 de la NIC 1, Presentación de estados financieros, especifica: “Los estados financieros se preparan para usuarios que tienen un conocimiento razonable de las actividades económicas y del mundo de los negocios, que revisan y analizan la información con diligencia”.
Se entiende que los lectores y usuarios deben tener un conocimiento razonable de las actividades y operaciones del negocio, así como de la presente norma IFRS. Por ejemplo, una empresa que alquila autos los vende cuando finaliza su vida útil. Asimismo, existen negocios que, además de vender huevos, también venden a las aves que los producen. Tanto la venta de los autos inservibles como de aves productoras se consideran actividades ordinarias y, según la NIC 16, Propiedad, planta y equipo, deberían considerarse en el Ebitda financiero. Por el contrario, no se consideran las transacciones por debajo de la utilidad operativa, ya que no afectarían el Ebitda financiero.
Según el párrafo 3.2 del marco conceptual de la NIC 1, el objetivo de los estados financieros es proporcionar información sobre los elementos de los estados financieros de la entidad que informa, que sea útil a los usuarios para evaluar las perspectivas de entrada de efectivo, neta y futura, y la administración de los recursos económicos. Asimismo, el párrafo 9 señala que el objetivo de los estados financieros es suministrar información acerca de la situación financiera, el rendimiento financiero y los flujos de efectivo de una entidad, que sea útil para tomar decisiones económicas.
Leído en conjunto, podemos concluir que los estados financieros van dirigidos a usuarios entendidos en el tema (con base contable) que buscan información útil para evaluar las perspectivas de entrada de efectivo neto futura. Así lo especifica la NIC 7, Estado de flujos de efectivo, cuyo párrafo 4 expresa que este estado financiero suministra información para evaluar la liquidez y solvencia.
Ante el contexto normativo antes explicado, nos preguntamos por qué se utilizan artificios como llegar al free cash flow a partir de la utilidad operativa. Opinamos que deberían proyectarse estados financieros, incluido el estado de flujos de efectivo. Se debe empezar con la actividad de operación y restarle la actividad de inversión (Capex). También podría proyectarse la actividad de operación, inversión y financiamiento, para determinar la caja generada en el ejercicio.
Desde el punto de vista financiero, el Ebitda no incluye el pago del impuesto a la renta, como sí lo hace la actividad de operación del estado de flujos de efectivo. Es una distorsión importante por considerar, sobre todo cuando el pago por el impuesto a la renta es una actividad de operación. Por último y como es costumbre en la Universidad ESAN, los conceptos de los libros deben evaluarse ante cambios permanentes en las normas de contabilidad y en el efecto financiero y tributario. ¿Qué herramientas aplicas para elaborar el estado de resultado de tu empresa? Cuéntanos tu experiencia.
Ante la imposibilidad de usar más el Ebitda, los analistas financieros deben proyectar la actividad de operación del estado de flujos de efectivo.
Ph. D. (c) en Finanzas por la USIL. MBA de la Universidad Canadiense de Uqam. Máster en Compliance por la Universidad Rey Juan Carlos de España. Diplomado en Riesgos penales en empresas por la UPC . Entrenado en temas de auditoría interna y externa en Colombia y en Morris Plains en USA. Perito Judicial en la Sede Lima Este con REPEJ Nro. 32-00008-2022; Perito de parte en casos relevantes de Lavado de Activos. Auditor Independiente certificado por el CCPL, miembro del Instituto de Auditoría Interna de Estados Unidos Nro. 844490. Socio fundador de la Firma Moquillaza & Asociados y de Reynaldo Moquillaza S.R.L.
El costo promedio ponderado de capital es una fórmula útil para el cálculo de flujos, financiamientos e inversiones. Sin embargo, debe adaptarse a las particulares de cada caso, en lugar de usarse siempre bajo el mismo estándar.
Los resultados antes de los intereses, los impuestos, las depreciaciones y las amortizaciones (Ebitda, por sus siglas en inglés) se incluyen en los estados financieros de todo tipo de empresas, pero no siempre se formulan de la manera correcta.