El antiguo plan de Lima y Callao sigue vigente pero no ha sido actualizado. Es decir, no se ha elaborado un nuevo plan en el cual se desarrollen estrategias que incorporen la inversión privada, la participación ciudadana, la sostenibilidad medioambiental, entre otros, como factores que apoyen en la solución de las demandas de una ciudad como la nuestra en pleno siglo XXI.
Tener un plan significa contar con tres cosas vitales para alcanzar un "objetivo": metas, presupuesto y cronograma. Cabe decir, sin entrar en comparaciones odiosas, que en Santiago sí cuentan con un plan, al igual que en la mayoría de grandes ciudades latinoamericanas.
Es por ello que urge que la Municipalidad Metropolitana de Lima (MML) -encargada y responsable de elaborar el plan de desarrollo de la ciudad- empiece por establecer una coordinación con todos los distritos, en una búsqueda porque los esfuerzos de cada uno de ellos sean integrales y contribuyan a un proyecto mayor.
Es necesario aclarar que un plan como el mencionado no está dirigido a un corto tiempo, de 2 o 3 años, sino que está destinado a abarcar un mayor y más largo plazo. Es importante explicar ello, puesto que la tarea de los planificadores es elaborar una visión de la ciudad en un plazo no menor de 20 o 30 años, lo que incluye especificar qué obras o proyectos se van a ir desarrollando para ir completando paulatinamente etapas.
Asimismo, los planes son ajustables dependiendo de la modificación de circunstancias de cualquier índole. Por ejemplo, si se elabora un bosquejo de ciudad a largo plazo y a los 10 años han cambiado algunas condicionales (sociales, económicas o ambientales), el plan es susceptible de poder ajustarse, volviéndose así a establecer bien las metas, cronogramas y presupuestos. Tal y como sucede con una persona que se ha propuesto un objetivo y en el camino tiene que replantear ciertas cosas.
Dentro del plan general, deben estar igualmente incluidas las medidas de mediano y corto plazo; es decir, aquellas que están destinadas a solucionar problemas específicos urgentes. Existen estrategias mediante las cuales se puede hacer una intervención por zonas, a la vez de idear pequeños planes de 2, 3 o 5 años.
Una vez más, es necesario acotar que estas medidas no están separadas del plan general original, sino que por el contrario, lo complementan y hacen posible el ir alcanzando pequeños objetivos concatenados; es decir, se puede abordar un problema por sectores, pero para ello hay que saber en qué puntos se debe trabajar primero y cuáles pueden ser abordados después, con la condición de que al final pueda unírselos para llegar a un total (diseñado con anterioridad).
Pero, ¿es solo la MML la encargada de llevar a cabo estos proyectos? Según las experiencias que vemos en la actualidad, en la gran mayoría de ciudades del mundo no son los Estados los que intervienen con capital propio para intentar solucionar los problemas, sino que su rol está más ligado a promover y embarcar en el negocio a los actores del sector privado para hacer las cosas en conjunto.
Ya no estamos en los tiempos en los que los gobiernos soltaban el dinero y muchas veces esos fondos se perdían en el olvido. Hoy la inversión se tiene que recuperar para volver a invertirse en más obras. El dinero del Estado -dinero de todos- es como el agua, que no es infinita ni gratuita, por lo que es sumamente importante hacer las cosas no solo con transparencia, sino también con eficiencia.
Para finalizar, los profesionales llamados a contribuir en este plan de ciudad son aquellos especializados en desarrollo urbano, pues son ellos los que cuentan con los conocimientos necesarios para planificar y manejar adecuadamente las ciudades. No cabe duda de que éstas son entes complejos y se necesita un alto nivel de especialización para comprender lo que pasa en ellas y lograr una visión de conjunto que no se enfoque o localice en soluciones parciales o "parches".
¿Cree usted que las recientes reformas emprendidas por la MML obedecen a un plan general o constituyen solamente soluciones parciales?